Arábico: Viaje de sabores al Medio Oriente

Arábico: Viaje de sabores al Medio Oriente

TABLA ARÁBICO | suave hummus, baba ganoush, muhamarah (crema de pimentón ahumado con especies y nueces) fattush (tomate, pepino, cebolla, perejil y pan frito) tabule y shamandar (betarraga, pasta de sésamo, ajo, limón y yogur) todas delicias para compartir
Atravesar la entrada de este nuevo restaurante árabe ubicado en Viña del Mar, nos lleva a un viaje cultural: luces cálidas, la música oriental y los aromas especiados transforman el almuerzo o la cena en un viaje de sabores exóticos del medio oriente.

En Viña del Mar, donde la brisa marina se mezcla con la vida urbana, ha nacido un espacio que invita a viajar sin salir de la ciudad. Se trata de Arábico, un nuevo restaurante como indica su nombre de cocina árabe, que abre sus puertas con una interesante propuesta que rescata lo mejor de la cocina tradicional: el pan recién horneado, el perfume del comino y la suavidad del hummus que se deshace en el paladar. Cada plato es un relato de generaciones y cada bocado, un secreto traído desde Medio Oriente para descubrir en la mesa.

La casona de dos pisos de intenso color amarillo ocre perteneció antes a distintos restaurantes, no obstante gracias a los consejos del equipo –originarios del medio oriente– los dueños han sabido ir ambientándola poco a poco con el carácter que todo amante de esta gastronomía espera.

No ha sido fácil, debido a que sus dueños –la capitalina Violeta Suazo y el belga Christophe Soyez–, han centrado su experiencia en PaniniCafé, su otra marca que lleva más de una década con gran éxito en Viña y Valparaíso. Él llegó a Chile después de estudiar diseño gráfico en Bélgica, «seguí una trayectoria tradicional trabajando en numerosas empresas informáticas y de telecomunicaciones, buscando desde temprano alguna forma de independizarme, pero sin resultado ya que el mercado está saturado en Europa. Mis padres me incentivaron a seguirlos a Chile, donde tenían un hotel, asegurándome que existían más posibilidades y mercados». Conoció a Violeta, mientras ella estudiaba psicología. Ambos arribaron a la Región de Valparaíso en 2010, después del quiebre de una discoteque que tuvieron en el sur de Chile. «Nuestra idea inicial era conciliar en un mismo ambiente una boutique de ropa vintage y una cafetería al estilo belga llamada ‘Le Petit Bruxelles’. Pero debíamos empezar por algo y por un tema económico y de permiso optamos por la boutique», dijo ella quien acotó que este rubro funcionó muy bien, hasta que optaron para acercarse más al gastronómico, cambiando radicalmente de giro e inaugurando el primer PaniniCafé en Arlegui Viña del Mar en 2015. En 2017 se abrió PaniniCafé Sotomayor y 2018 inauguraron PaniniCafé Aníbal Pinto Valparaíso, todos en ubicaciones estratégicas en el mapa porteño y viñamarino y con tal éxito que existen intensiones de franquiciar la marca desde el 2026.

Rescata lo mejor de la cocina tradicional árabe: el pan recién horneado, el perfume del comino y la suavidad del hummus que se deshace en el paladar. Cada plato es un relato de generaciones y cada bocado, un secreto traído desde Medio Oriente para descubrir en la mesa.

¿POR QUÉ EL SALTO?

¿Por qué estos especialistas en paninis y pastelería europea se aventuraron con la comida árabe? Christophe respondió “siempre hemos sido muy sibaritas, curiosos de la gastronomía en general, hace 2 años viajamos a Bruselas y ahí hay una gran influencia del Medio Oriente. Al regresar a Chile vimos lo que había en Santiago y sentimos que en Viña solo había comida árabe al paso, estilo street food, he incluso shawarmas con chocolate, palta y camarón muy chilenizados. Sentimos que podíamos elevar y hacer más gourmet cada plato, realmente al nivel gastronómico de la cultura árabe. Empezamos a estudiar y descubrimos que Chile es el segundo país del mundo, después de Jordania, con la comunidad palestina más grande, con medio millón de personas de ascendencia palestina”.

En este salto influyeron muchísimo dos integrantes del equipo original, la chef Amal Amory de Siria y años como cocinera en PaniniCafé y Rachid El Ghandouri de Marruecos, que continúa siendo panadero para ambos locales. Gracias a la experiencia de ambos en sabores, insumos y preparación, la cocina de Arábico ha logrado ser respetuosa de las recetas del Medio Oriente.  Violeta dijo “tiempo antes de abrir fui a hacer cursos intensivos de cocina en Santiago con la chef Fernanda Giacaman Heresi y suelo acompañar a Amal a las fiestas de Ramadán en la Mezquita de Viña, me gusta interiorizarme para ser lo más fiel a lo que espera el comensal”.

Violeta continuó “Amal nos recomendó que nos preocupáramos del sabor, tal como es el original, con condimentos como cardamomo, cilantro, sumak, zaatar, flor de azahar, agua de rosa, comino y clavo de olor. Rachid aconsejó que nos concentremos en la cocción de las carnes y en que el pan pita y pan libanés sean los adecuados. Ya estamos consiguiendo los mejores insumos, guiados por nuestros asesores directos”.

Los dueños lo están logrando “los clientes nos dicen que los sabores les traen recuerdos de sus ancestros, y eso nos emociona.  Además, en el caso de los chilenos sabemos que están más dispuestas a probar cosas nuevas. Es más fácil pasar esa barrera”.

“Sentimos que podíamos elevar y hacer más gourmet cada plato, realmente al nivel gastronómico de la cultura árabe. Empezamos a estudiar y descubrimos que Chile es el segundo país del mundo, después de Jordania, con la comunidad palestina más grande, con medio millón de personas de ascendencia palestina”, explica Christophe Soyez, dueño del restaurante.

ABUNDANTES MEZZE Y CAFÉ TURCO

En las entradas o mezze priman los platos para compartir, especialmente las pastas como hummus, baba ganoush o muhamarah, todos correctamente condimentados con especias, en cantidad generosa y acompañados de pan pita y salsa de ajo. No pueden faltar las hojas de parra o yabrak, los falafeles y kubbe. Estas alternativas se disfrutan por separado o en tablas, que suman tabulé, arroz y otras recetas.

En principales, Arábico ofrece pocas opciones, pero sólidas como el kefta de cordero, cuya carne la traen desde Magallanes, que reposa con 7 especies: cilantro, clavo de olor, nuez moscada, canela, pimienta, cardamomo y jengibre, macerado con aceite de oliva y vinagre. Tagine de garrón cordero o de pollo, que se cocina una hora y media y se sirve en ollas especiales que trajeron de Marruecos y Bélgica y ya lograron que se las fabriquen en Pomaire. Estos platillos incluyen una guarnición a elección, ya sea arroz árabe, arroz sirio con lentejas y cebolla frita, tabulé marroquí o fattush. Otro fondo muy bien logrado es el shawarma, de pollo, carne, cordero o falafel marinados en especies, con vegetales frescos y pan libanés hecho en casa. La alternativa banquete, considera 2 ó 3 shawarmas más varios mezze.

El local está tramitando la patente de alcohol, mientras los platillos se disfrutan con jugos naturales, donde resalta el de hibiscus, el té marroquí de menta o ajenjo y el café turco. Este último es de molienda fina, se sirve con el método cezve con o sin cardamomo.

En las entradas o mezze priman los platos para compartir, especialmente las pastas como hummus, baba ganoush o muhamarah, todos correctamente condimentados con especias, en cantidad generosa y acompañados de pan pita y salsa de ajo.

De postre, todos elaborados en casa, hay dulces árabes como baklawa, con masa filo, almíbar a base de la flor de azahar o rosas, pistacho, nueces, dátiles o avellanas; mamul, galleta rellena con pasta de nuez y otros sabores; panqueque al dátil y la torta choco Dubai, de bizcocho con chocolate belga, con kadaif y pasta de pistacho.

En este restaurant la decoración se ha ido armando paso a paso con cojines, telas, vajilla y alfombras en los muros distribuidos en distintos salones en los dos pisos del local y la terraza. Y precisamente para dar ambiente, hay pañuelos de dama y varón para que los clientes se saquen fotos y algunos sábados habrá belly dance, tatuajes de henna, lectura de borra, e incluso desfiles de moda.  Para quienes deseen fumar Narguile, se ofrece de 7 sabores a base de fruta, chocolate o vainilla.  

“Algunas personas nos han preguntado por qué no escogimos una ambientación más al estilo de Dubai, tan de moda. Sin embargo, nosotros decidimos que Arábico más que un lugar para comer sea un escenario donde la tradición árabe hogareña se despliegue en cada detalle, desde la decoración artesanal hasta los sabores que narran historias milenarias. La meta es que el tiempo parezca detenerse para regalar una experiencia distinta, mágica y acogedora”, concluyeron sus dueños.

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