Delivery de comida, casi siempre llega todo, pero nunca la experiencia

Delivery de comida, casi siempre llega todo, pero nunca la experiencia

Director, consultor gastronómico.
Miembro de L’Academie Culinarie de France

Tras la Pandemia el delivery llegó para quedarse, antes de este nefasto período era casi un exclusivo de restaurantes chinos, pizzerías, sushi y uno que otro de comida rápida. Pero frente a los cierres de los restaurantes con toda la normativa de los aforos y obligaciones sanitarias, el delivery se convirtió en una necesidad y un gran aliado para dar un respiro económico a los restaurantes.

Ahora bien, como todos queríamos salir de la rutina del encierro, cada vez que nos llegaba un delivery a nuestras casas, poco reclamábamos y nos conformábamos con lo que recibíamos. Algo pasó que esas malas experiencias siguieron hasta hoy y me responsabilizo en decirlo, son muy pocos los restaurantes y establecimientos que logran tener un buen servicio de despacho, si buscamos culpabilidades, las aplicaciones de reparto son los causantes de esto, malos sueldos a sus repartidores, hacen que ganen por reparto por lo tanto estos corren en motos, arriesgándose completamente. Siendo justo y haciéndome cargo de lo dicho, el restaurante que ofrece el servicio tiene una gran responsabilidad, es impresionante como hay miles de errores que se comenten, si vamos al mundo del sushi, pedidos incompletos, cobrados doble y faltan rollos o piezas, no llegan palitos para comer, carentes de sachet o botellitas de soya, bandejas de comida caliente junto a bandejas con pescado fresco (sashimi), en otras no viene ni wasabi, ni jengibre, por nombrar algunos.

Los restaurantes que tienen platos completos es decir ítem principal cárnico, acompañamiento y salsas, por ejemplo muchos restaurantes peruanos envían un lomo saltado en una misma bandeja, donde se mezcla la carne, su jugo, con papas fritas húmedas, arroz graneado completamente mojado y difícil de comer.

Los cebiches son verdaderos caldos con dos o tres trozos de pescados que sobre una hoja de lechuga lánguida y acidificada deteriora la presentación. A fin de cuentas, hay una obsesión de ahorrar en bandejas y pocillos desechables.

Ahora peor aún, las porciones son más pequeñas que la real del restaurant, y tienen el mismo precio que si fuesen consumidas en este, sin considerar la incorporación de pan, pebre, servicio del garzón y todo lo que conlleva el sentarse en una mesa.

            La gran mayoría de los delivery con productos a la minuta como pastas, sopas, pastelería, helados , sándwiches y tantos otros, dejan mucho que desear a la hora de ser despachados a la casa por medio de este sistema. No es posible que se pague lo mismo que lo que vas a consumir en un restaurant y lo recibido es una mezcolanza de ingredientes tibios, que lo único y con suerte te saciarán será el hambre, ya que después de todo lo detallado lo único que  llega medianamente correcto es una pizza. Todo lo demás que se pida para comer en casa, es difícil que satisfaga las otra necesidades, ya que en Chile el delivery no entrega ninguna experiencia, sólo un mal rato.