Argentina se ha convertido en uno de los destinos más visitados por los chilenos en este último tiempo, para aprovechar las ofertas de insumos (mercadería), pero también para disfrutar parajes distintos, razón que nos insta a cambiar de switch. Por ende, buscando unir todas las necesidades, la provincia de San Luis se vuelve una alternativa diferente, que pudimos conocer con todos nuestros sentidos.
La travesía comenzó en el avión, a cargo de la piloto María Gracia de los Milagros –con ese nombre nadie podía tener miedo, aunque fuera un vuelo inaugural–. Tal como se esperaba, en menos de una hora ya estábamos en Merlo, que forma parte de la provincia de San Luis, y en donde se concentró el itinerario. Dada la presencia de varias autoridades de turismo, como Verónica Pardo la subsecretaria nacional de Turismo; Marcelo Vidal director de Sernatur Región de Valparaíso; Francisco Godoy, gerente de la Corporación de Turismo Región de Valparaíso y Evelyn Henríquez, presidenta de ChileSertur, hubo varias instancias protocolares y firma de acuerdos binacionales con las respectivas autoridades de Argentina, como Luis Piri, el secretario de Turismo de San Luis.
Camino a los respectivos alojamientos, Fernando Massa, el guía de turismo, nos contó que esta provincia está situada entre Mendoza y Córdoba y que ofrece naturaleza, aire muy puro –de ahí el slogan “respira o respirá San Luis” –, hotelería, gastronomía y panoramas para la familia. “La Villa de Merlo se ubica en el extremo NE de la provincia de San Luis, en el límite con la provincia de Córdoba. Descansa sobre el faldeo de las Sierras de los Comechingones (antiguos pobladores de la región). Las sierras se levantan hasta los 2300 mts. Alcanzando su altura máxima en el Cerro de las Ovejas que se encuentra atrás del cerro Cabeza de Indio de 2100 mts. El microclima de Merlo, por sus características, es el tercero a nivel mundial después de los registrados en California en los EEUU de América y Suiza. Nuestro clima (con temperatura media anual de 20º C, en verano de 35º C y en invierno de –5º C), es bien conocido por profesionales de la salud quienes recomiendan a sus pacientes pasen unos días por esta localidad para mejorarse y aprovechar sus cualidades benéficas”.
Camino a los respectivos alojamientos, Fernando Massa, el guía de turismo, nos contó que esta provincia está situada entre Mendoza y Córdoba y que ofrece naturaleza, aire muy puro –de ahí el slogan “respira o respirá San Luis” –, hotelería, gastronomía y panoramas para la familia.
MIRADOR DE LOS CONDORES Y NO TIRE GODOY
El siguiente día, todos bien repuestos y descansados, emprendimos el paseo al Mirador de los Cóndores, parque de aventura con puentes colgantes, escalada, rappel, tirolesa, cabalgatas, parapente y avistamiento de cóndores. Como opción para quienes son menos extremos y prefieren aprovechar de respirar y admirar el paisaje desde arriba, hay una confitería, con vista panorámica. Resultó perfecta para disfrutar un pebete especial, sándwich de jamón, queso, tomate y lechuga, pie de limón y tarta de pera y almendras. La aventura abre el apetito y la buena noticia era que ya nos esperaban en el restaurant parador No Tire Godoy, que es parte del circuito de Pasos Malos, la ruta gastronómica por excelencia de Villa de Merlo. Después de una tabla de quesos, jamones y aceitunas regionales, la carne y los interiores a la parrilla no pararon de ser servidos en cada mesa, además de frescas ensaladas y papas asadas y fritas como guarnición. Resaltó acá su mercadito de productos a la venta, muchos con marca propia, como la cerveza, los vinos y conservas de chivito, ciervo, búfalo, jabalí, vizcacha o pavita al escabeche; las mermeladas de tomate y los mix de condimentos de chimichurri y otro para marinar el cerdo, por ejemplo.
En la tarde noche visitamos la Casa Museo, creada en homenaje al poeta Antonio Esteban Agüero, el máximo exponente de las letras en San Luis, donde vimos un cortometraje y las autoridades compartieron experiencias y firmaron más convenios de intercambio. La cena fue en el concurrido restaurant Entre Negros, con una amplia carta centrada en carnes asadas, lomo a la pimienta, pero también salmón con vegetales a la chapa, y achuras como riñones, chinchulines y tripa gorda de chorizo y morcilla. Las pastas resaltaron por sus abundantes rellenos y delicada masa, como los ravioles de verduras y la lasaña. De postre, budín de pan casero o torrejón de naranja con arrope y crema, ambos clásicos en varios restaurantes de la localidad.
Después de una tabla de quesos, jamones y aceitunas regionales, la carne y los interiores a la parrilla no pararon de ser servidos en cada mesa, además de frescas ensaladas y papas asadas y fritas como guarnición.
PARQUE YUCAT Y MANJARES DE MERLO
La tercera jornada partió temprano para visitar el Parque Yucat, un emprendimiento turístico y cultural ubicado en Villa de Merlo, que recrea la vida de los antiguos moradores del Valle del Conlara en el siglo XVI. Molimos maíz en morteros de piedra, practicamos tiro al blanco con arco y flecha y nos pintamos el rostro a la usanza de los habitantes llamados comechingones.
Especialmente para las damas, y quienes se ocupan de su cuidado personal, el viaje incluyó la vista a la Fábrica de Bagues, especialistas en fragancias, cosméticos, cremas y un sinfín de productos. Tanto shopping abrió el apetito, fue el momento preciso para llegar al restaurante Cabeza del Indio, situado a 1.150 metros sobre el nivel del mar. En el complejo se encuentra el mirador que es una torre de casi 20 metros, ideal para ver el verde de los molles, árboles típicos de esta altura serrana. Otra curiosidad de este restaurant es la manera cómo preparan los alimentos, como carnes y verduras que se asan sobre leños al pozo, en cocción bajo tierra. Además del cabrito a las llamas, empanadas regionales de carne y verduras al horno de barro y cazuela de chivo al disco.
La tercera jornada partió temprano para visitar el Parque Yucat, un emprendimiento turístico y cultural ubicado en Villa de Merlo, que recrea la vida de los antiguos moradores del Valle del Conlara en el siglo XVI.
La tarde continúo y las actividades también, como la visita a Fermín Casa de Autor, con venta y degustación de aceite de oliva de elaboración propia, vajilla y elementos decorativos para la cocina y el hogar. Y no podían faltar los dulces, en Manjares de Merlo, fábrica de alfajores con elaboración a la vista de los visitantes y variedades con dulce de leche casero, mermeladas regionales, bombonería y algunas pastas de berenjenas, aceitunas con parmesano, vinos y cervezas regionales, sin duda el
mejor souvenir o regalo para los seres queridos.
El viaje finalizó con una cena show en La Posta Parador, donde partimos probando la empanada de chivo, con el vermut de la casa llamado Al Voleo. Este destaca por sus especias botánicas recolectadas en las sierras de los comechingones, como poleo, artemisa, marcela, carqueja, usillo, entre otros y cuya receta es explicada para todos los comensales del local por Federico Ros, El Brujo, especialista en hierbas medicinales. Otro punto a favor de este restaurant, es que desde el exterior se puede observar la singular técnica del cabrito a las llamas, que es hidratado con salmuera a fuego directo por 3 horas y perfumado con leña de la zona, entre algarrobo, quebracho y tintitaco. Ya en la mesa, este platillo se invitó a comer con las manos. Otros optaron por probar el contundente locro, con porotos blancos, maíz, chorizo colorado, pechito y cuerito de cerdo, panceta, cebollas, zapallo, puerro y varios condimentos. Para atenuar el contundente menú, la misma dueña de casa, amenizó la noche interpretando temas alegres, que contagiaron a varios a cantar y bailar.
De esta manera finalizó el viaje a San Luis, Argentina, un destino diferente para el chileno que busca cambiar de aire en parajes cercanos, donde los paisajes son hermosos y la atención es cordial y cariñosa.