Se trata de un modelo de trabajo colaborativo y con enfoque de género, que genera, por una parte, una red de trabajo independiente para estas mujeres, desde sus propios hogares; y por otra, las provee de equipamiento técnico para que puedan mejorar sus procesos. Muestra de ello es la reciente entrega de un molino automático para cada una de ellas, y la instalación de una línea completa de trabajo con maquinaria para deshidratar cochayuyo y producir harina, en el Sindicato de Recolectoras de Orilla de Mehuín.
Junto con esto, cada una de estas emprendedoras, de manera independiente, ha innovado en cuanto a este recurso, tan abundante en nuestras costas, pero a veces poco valorado, considerando la cantidad de propiedades y beneficios que tiene el consumirlo.
Beneficios que la señora Arlette Rettig en Valdivia, supo apreciar junto a sus hijos, al crear una longaniza de carne a la cual agregan harina de cochayuyo y que comercializan en su pequeña fábrica “Cecinas Elena”, que nació con la idea de producir cecinas y embutidos más saludables y aptos para todo tipo de público. “Nuestra idea es poder enriquecer la cecina con el yodo y la fibra que tiene el cochayuyo. Además, lo vimos como una alternativa para que las personas consuman este alimento”, explicó Arlette.
El cochayuyo lo recolecta ella misma cuando el mar lo bota en la playa Curiñanco, y lo seca a la orilla de su cocina a leña. Antes lo molía en la juguera, sin embargo, con la entrega del molino, ahora podrá mejorar este proceso 100% artesanal. El próximo paso de Arlette, es producir más alimentos en base a productos del mar, como un embutido vegano, elaborado 100% en base a cochayuyo.
También en Valdivia, Sandra Ramírez, la primera productora en Chile de alforfón y fundadora de “Alforfón Valdivia”, realizará pruebas para producir un nuevo e innovador producto: harina de alforfón y cochayuyo. “Es una buena idea de desarrollo la posibilidad de hacer una harina que mezcle estas dos materias primas. Tenemos que hacer las pruebas, ver el porcentaje de harina de cochayuyo, etc., realizar un piloto para lanzar al mercado y tener una nueva línea”, explicó.
Panes, masas de pizza, galletones y otros productos con el cochayuyo como materia prima, producen desde hace varios años Patricia Madrid en Isla Mancera y Mónica Ulloa en Mehuín.
Patricia es recolectora de orilla y presidenta del Sindicato de Pescadores de Isla Mancera. Durante su infancia, junto a su abuela y su madre conoció el oficio de la recolección de algas, siendo el cochayuyo un alimento que siempre ha abundado en su hogar y que decidió utilizar a prueba y error hasta llegar a elaborar distintos productos.
Al principio, según cuenta, sacaba el cochayuyo, lo cortaba en trocitos y lo vendía. Luego, la primera vez que hizo harina la utilizó para aliñar ensaladas y actualmente, elabora productos como, galletas, pan y masa de pizza. “Estoy contenta porque ha sido una experiencia muy bonita. Yo misma fui experimentando con el alga hasta llegar a todo esto, a innovar y dar valor agregado a un producto que siempre estuvo en mis pies”, señaló.
Con muchas ganas de innovar y viendo cómo el cochayuyo quedaba varado en la playa de Mehuín (ubicada al noroeste de Valdivia), Mónica Ulloa comenzó a recogerlo para elaborar de manera artesanal harina de cochayuyo, la que posteriormente utilizó para desarrollar un nuevo producto: galletones de avena, miel y harina de esta tradicional alga. Un producto súper nutritivo y altamente demandado por los surfistas de la localidad y los que visitan la zona para campeonatos y eventos deportivos.
En el marco del proyecto Corfo del que forman parte, se están realizando pruebas para obtener información nutricional de sus productos, con lo cual Patricia y Mónica, podrán finalizar su proceso de etiquetado nutricional. Al respecto, Griselda Ilabel, directora de la iniciativa, destacó la importancia que tiene para las emprendedoras contar con este etiquetado, pues “se trata de un análisis nutricional realizado por especialistas. Por lo tanto, ellas con propiedad pueden decir que sus productos no son altos en grasas, azúcares o sodio. Además, esto le da mayor seguridad al consumidor y les permite comercializar sus productos en canales más formales, entregándoles una oportunidad de crecimiento aún mayor a sus emprendimientos”.
En tanto Carlos Riquelme, director regional de Corfo y Fomento Los Ríos destacó el desarrollo de esta iniciativa y su dimensión social, económica e innovadora “este proyecto es súper potente, porque toma tres ejes fundamentales. El fortalecimiento de pymes lideradas principalmente por mujeres; el desarrollo de economías locales y territoriales con un fuerte componente identitario y por supuesto la innovación en la generación de nuevos productos con alto valor agregado”.
“Este proyecto es súper potente, porque toma tres ejes fundamentales. El fortalecimiento de pymes lideradas principalmente por mujeres; el desarrollo de economías locales y territoriales con un fuerte componente identitario y por supuesto la innovación en la generación de nuevos productos con alto valor agregado”, Carlos Riquelme, director regional de Corfo y Fomento Los Ríos
CONECTAR Y COLABORAR
Noemí Solar llegó el año 2010 a trabajar a Mehuín como bióloga marina, donde conoció de cerca el oficio de la recolección de algas. Luego, se encadenó con mujeres recolectoras de orilla para comercializar algas de manera sustentable a diversos restaurantes del país, a través de su emprendimiento de venta de algas deshidratadas en Instagram @alguitademar, mediante el cual apoyará a las emprendedoras como canal de venta para la comercialización de esta materia prima.
“Somos un equipo en el que todas colaboramos para avanzar en conseguir una harina de algas de calidad, que sea reconocida y consumida en Chile. Recientemente tuvimos reuniones con Nün Seaweed Food, donde se entregaron muestras de la harina para análisis y con eso, considerarnos como proveedoras de la materia prima, lo que sería una muy buena oportunidad”, señaló Noemí, co-ejecutora del proyecto.
“Me parece que la base de esta iniciativa y del instrumento Corfo, “Conecta y Colabora”, se cumplió con creces. Tuvimos el apoyo y colaboración de Cecilia Masferrer, presidenta de la Federación de Pescadores Artesanales de Navidad, quien constantemente asesoró el proyecto mediante vía telefónica, mostrándonos lo que utilizan en Navidad para elaborar harina de cochayuyo; además, del aporte de Sandra Ramírez de Alforfón Valdivia, quien visitó la planta de Mehuín para enseñar a otras mujeres a operar las máquinas y mejorar el triturado. Entonces, lo que más destaco, es que, a través de este proyecto, las mujeres empezaron a colaborar orgánicamente como ancestralmente lo han hecho siempre”, enfatizó la directora de la iniciativa.