Fusión de sofisticada gastronomía local y aventura outdoor, FLO Chiloé El Triángulo Dorado convida a una experiencia que procura marcar diferencia dentro de la oferta turística del archipiélago. Su escenario es Quemchi, y más específicamente la zona de Guardiamó donde, protegido de toda intervención humana, luce un ecosistema de flora y fauna nativa que incluye parajes con vertientes formadas por la evaporación del agua atrapada en los bosques, eso, entre otros atractivos.
Cuidadosamente diseñada para grupos de entre siete y diez personas, la invitación que hace FLO Chiloé lleva por un circuito cuya extensión y servicios son definidos previamente por el cliente. Todo inicia así: tras arribar a Chiloé y viajar cerca de una hora si se viene directamente desde el aeropuerto de Castro, los visitantes llegan al punto de encuentro en playa Guardiamó, frente a Caucahué, una de las islas que forman el sector insular de la comuna de Quemchi. En el lugar se disfruta con un cóctel que incluye aperitivo, ostras y empanadas de carne o mariscos, carta posible de complementar, como parte de un segundo paquete, con un asado al palo de cortes premium de cordero o vacuno. Lo que sigue es sumergirse en la naturaleza navegando en lancha rápida en grupos de hasta diez personas y, tras diez minutos surcando aguas del canal interior Quechuco, realizar una caminata durante alrededor de 20 minutos con opción de conocer el refugio, el mirador y el estero Quinterquén
El circuito en lancha puede continuar y llevar al morro Lobos; distante 20 minutos, el sitio es hábitat de una colonia de lobos marinos. Así, con diferentes estaciones para disfrutar con los diversos paisajes, el público de FLO Chiloé puede conocer, si quiere, todos puntos de observación que rodean la isla Caucahué y forman El Triángulo Dorado.
EL DESLUMBRE DE GUARDIAMÓ
La aventura está ideada para llevarse a cabo toda la mañana o toda la tarde. “Pensamos esos dos turnos, y como actualmente tenemos dos puntos de encuentro podemos recibir cuatro grupos por día, sin que se interfieran”, explica José Labra, director de FLO Trading Inc., empresa matriz de FLO Chiloé que se fundó en Toronto el año 2010 y hace 12 años está en la industria de los alimentos orgánicos teniendo presencia en mercados de Europa, Asia y América, puntualmente, en Canadá, Alemania, Italia, Holanda, Taiwán, Malasia, Japón y Corea.
Fusión de sofisticada gastronomía local y aventura outdoor, FLO Chiloé El Triángulo Dorado convida a una experiencia que procura marcar diferencia dentro de la oferta turística del archipiélago. Su escenario es Quemchi, y más específicamente la zona de Guardiamó.
José Labra, quien trabaja en la firma desde 2010, cuenta que se han especializado en superalimentos de Perú como sacha inchi, una semilla que crece exclusivamente en la Amazonía peruana, rica en omega 3, 6 y 9, y con la que FLO Trading hace aceite prensado en frío.
La incursión en la industria del turismo surge a partir de los numerosos viajes que hacen sus representantes para conocer productores y asistir a ferias de alimentos. Complementan esta actividad con turismo local y, en el contexto de un viaje por el sur de Chile que reunió a directivos de la empresa, la buena impresión que les causó Guardiamó fue inmediata y unánime, tanto así que no tardaron en comprar una propiedad en esa tierra. Se trataba de un terreno de 90 mil m2 que les cautivó con su sobrecogedor paisaje formado con la paleta de verdes tan propia de la vegetación chilota, las aguas del canal Quechuco que da hacia el fiordo de Ancud y la imagen, distante pero clara, de la cordillera de los Andes nevada.
Con la intención de destacar el lugar y decididos a ser parte de la industria del turismo, en 2020 iniciaron una dedicada labor de investigación. Tras comprar las primeras tierras en Guardiamó, los ejecutivos de FLO Trading comenzaron a viajar al archipiélago para explorarlo: tomaron tours, recorrieron los lugares más visitados, probaron su gastronomía, revisaron tarifas de los diferentes servicios y conocieron los diversos modelos de hospedaje. “Fue un año viajando cada dos meses. Luego compramos 5.5 hectáreas en Guardiamo y 3,5 hectáreas en la isla Caucahué, una tierra con esteros a la que fuimos sumando otras tierras”, detalla José Labra.
Siguió la adquisición de una lancha rápida y con esta, la oportunidad de ofrecer un circuito de navegación. La idea acabó de tomar forma cuando decidieron llamarlo El Triángulo Dorado, un nombre inspirado en París, según relata el director de FLO Trading. Cuenta que, como empresa, siguen mucho el desarrollo gastronómico, sobre todo, de las ciudades donde están presentes, y de visita en Francia descubrieron que llamaban ‘triángulo de oro’ a la zona que reúne importantes hitos de la capital francesa. “Me quedó dando vueltas el concepto y como acá no había nada parecido y las propiedades que tenemos en Quemchi generan una especie de triángulo, tomamos ese nombre”, afirma Labra.
Se trata de un terreno de 90 mil m2 que les cautivó con su sobrecogedor paisaje formado con la paleta de verdes tan propia de la vegetación chilota, las aguas del canal Quechuco que da hacia el fiordo de Ancud y la imagen, distante pero clara, de la cordillera de los Andes nevada.
SERVICIO INTEGRAL
Después de casi dos años trabajando en los espacios para recibir visitas, en octubre pasado abrieron las puertas de sus instalaciones recibiendo a siete personas. “Queremos hacerlo con grupos de esa magnitud para poder entregar un servicio integral”, dice el director de FLO Trading.
Las reservas están disponibles desde diciembre de este año y público objetivo al que apuntan es el profesional joven y gente de 30 años hacia arriba, sobre todo, personas dispuestas a disfrutar una buena experiencia, no lujosa en el sentido tradicional, sí en lo referente a lo confortable, incluso, estando en un ambiente rural.
Dado que el punto de encuentro funciona como un centro de eventos, también está en la mira otorgar servicio a grupos corporativos que requieran instancias para entrenamiento, reuniones o actividades de motivación. Iniciarán esa oferta con las empresas locales que necesitan un punto de encuentro, ofreciendo un paquete que pueda ser adaptado en el afán de dar un servicio a la medida.
En general, el objetivo, por ahora, es el mercado chileno, pero en el futuro se espera recibir a extranjeros. “Apuntamos hacia un público internacional, pero creemos que el archipiélago todavía no brinda servicio para eso, hay que mejorar la infraestructura de los alrededores, servicios, más hoteles, transportes y mayores frecuencias de estos”, dice Labra.
Por su parte, FLO Chiloé se ha encargado de habilitar sus espacios y, si bien están en un entorno rural y destacan aquello, no dejan de lado cierta sofisticación. Así, y dado que anteriormente la estructura fue una casa habitación tradicional chilota, el lugar exhibe antiguas piezas a modo de museo. A su vez, en la sala central hay una colección de arte con pinturas de artistas chilenos como Sergio Vergara y Próspero Araya.
Colindante, hay otra casa donde funciona la cocina de la empresa y, con la idea de hacer todavía más cómodos los espacios, se habilitó un área de alojamiento que permite extender la visita pero que, tal como se encarga de aclarar José Labra, no es cabaña ni servicio de hotelería tradicional: “Aún no queremos dar eso, creemos que es el siguiente paso. Lo que hay es para grupos pequeños que, además, requieran lo que tenemos disponible en gastronomía y circuito en lancha”.
Las reservas están disponibles desde diciembre de este año y público objetivo al que apuntan es el profesional joven y gente de 30 años hacia arriba, sobre todo, personas dispuestas a disfrutar una buena experiencia, no lujosa en el sentido tradicional, sí en lo referente a lo confortable, incluso, estando en un ambiente rural.
El director de la firma describe lo que están haciendo como una hotelería muy específica a la que buscan darle un valor agregado, por ejemplo, mediante alianzas con la comunidad y otras ofertas turísticas. “Nos queremos focalizar en lo nuestro, pero también deseamos que nuestros invitados disfruten Chiloé con caminatas, aventuras en kayak, la visita a las islas, navegación, conocer el arte y arquitectura local, etc. Estamos haciendo una red de contactos o aliados que sepan de nuestras actividades y que, más que operadores, sean quienes dan el servicio”, añade.
FOCO EN EL SERVICIO, LA NATURALEZA Y COCINA GOURMET DE SELLO LOCAL
La invitación a El Triángulo Dorado de Chiloé está vigente todo el año y promete ser una experiencia con énfasis en el servicio de manera tal que el escenario rural no signifique, por ejemplo, privarse de un cóctel bien preparado o de un vino a la temperatura exacta. Con detalles como estos, todo parece girar en torno a brindar una aventura muy singular y diferente respecto de lo que hay en el archipiélago, tomando la cultura chilota de una manera distinta. La propuesta es sumergirse en la naturaleza presente en el circuito, gozar con un ecosistema integrado por arrayanes y lumas, pudúes, humedales que son estación de aves migratorias y aguas por las que se lucen grupos de delfines frente a la base en playa Guardiamó.
En cuanto a gastronomía, la experiencia se programa en la reserva a partir de una carta de opciones desarrollada con la asesoría de un sommelier y dos chefs extranjeros, cuyas propuestas son llevadas a cabo por cocineras locales.
“Si bien en el archipiélago se ofrece el curanto en hoyo, entre otras comidas, y si el cliente lo pide lo podemos hacer, queremos proponer algo diferente, basado en lo propio de esta tierra, pero con una imagen más gourmet”, resume José Labra. Añade que tras la exploración de recursos que han hecho, tomaron como bandera los cultivos de sus vecinos, caso de las ostras chilenas. A su vez, están haciendo un convenio con un politécnico de la comuna para que egresados con la especialidad de gastronomía sean recibidos por FLO Chiloé y realicen una práctica pagada durante la que serán entrenados con los protocolos de su modelo de servicio, todo esto, como parte de una filosofía de la empresa que, desde el inicio, trabaja con jóvenes profesionales o recién titulados.
La zona de Guardiamó, está protegida de toda intervención humana, luce un ecosistema de flora y fauna nativa que incluye parajes con vertientes formadas por la evaporación del agua atrapada en los bosques, eso, entre otros atractivos.
Lo anterior se enmarca en el propósito de dar un impulso a la gastronomía en el archipiélago, sobre todo, promoviendo la innovación en las presentaciones, lo que sumado a un servicio de nivel superior puede abrir puertas a clientes más sofisticados. También se quiere potenciar los insumos. “En lo posible, queremos trabajar con productos de la zona, como los corderos que son comprados a don Alfonso, un señor de 83 años; o el vacuno de don Segundo y su familia, gente que faena regularmente ganado. Las empanadas, por su parte, las hace la señora Katy, nacida y criada aquí; los mariscos, las navajuelas, todo lo sacan ellos mismos”, especifica Labra.
Lo orgánico, un pilar del catálogo de FLO Trading, también está presente en la experiencia culinaria de FLO Chiloé El Triángulo Dorado, es así como en su carta hay opciones saludables, naturales y ancestrales, incluida chocolatería y café orgánico, este último del Perú, en grano y recién molido al momento de servir. A su vez, brindan preparaciones con vegetales hidropónicos y cultivos de tierras chilotas que son, por lo demás, un objeto de exploración para la compañía que, continuamente, busca nuevos productos; en la mira de esta línea ya están los erizos y la merluza austral.
FLO Chiloé El Triángulo Dorado
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