La experiencia se define como una vivencia que se aleja de lo cotidiano para transformarse en algo memorable. Justamente, bajo esa visión es que los huéspedes ya no solo requieren de un buen servicio en los alojamientos. También buscan momentos memorables, ya sean tangibles o intangibles. La experiencia como eje en el desarrollo de un tipo de alojamiento hotelero nació en los años 40 con la creación del glamping (Glamour y Camping) en el territorio sudafricano, donde turistas británicos de altos ingresos deseaban vivir una experiencia de un safari, pero sin dejar de lado sus comodidades.
Esta tendencia se acrecentó con la creación del primer hotel boutique, a principios de los años 80, en San Francisco. En él, los huéspedes tenían una estadía más personalizada bajo un estilo de alojamiento con una identidad única. La personalización de los servicios y el diseño creativo de su arquitectura (fachada e interiorismo) evolucionó a los hoteles design en 1999, donde el huésped comprendía que el alojamiento se adaptaba a sus requerimientos y necesidades específicas y no a un modelo de gestión más rígido como sucedía en la hotelería tradicional.
En paralelo, la sustentabilidad comenzó paulatinamente a aparecer en la gestión hotelera como una mirada de cuidado al planeta y parte relevante de la experiencia. El primer green hotel nació en Tahití bajo la cadena internacional IHG en 2008. Su apertura significó una de las transformaciones más importantes en la planificación y gestión de un alojamiento turístico. Poco después emergió una nueva categoría de hoteles, los denominados lifestyle, que reúnen tanto elementos experienciales como sustentables, sin estar encasillados en una categoría o clasificación específica.
La publicación Lodging Magazine describe a este tipo de alojamiento con esta frase: “Si un hotel tradicional era un hogar lejos del hogar, el hotel lifestyle es un destino social”. Esto apunta a que un hotel es también un lugar para nuevos encuentros entre huéspedes, con la comunidad local, destacando que poseen un sello que le dan sus empleados. El incremento en el desarrollo y comercialización de este modelo de alojamiento se acrecentó en la post pandemia.
A 2023, de acuerdo con el medio Skift Research, hay 480.000 alojamiento de este tipo en el mundo y con proyecciones de duplicarse en los próximos tres años. Los operadores tradicionales hoteleros han comenzado rápidamente a reaccionar a este segmento mercado comprando cadenas lifestyle o desarrollando nuevas marcas como por ejemplo Accor con JO&JOE, Hilton con Tempo, IHG con Six Senses y Marriott Starwood con su marca Design Hotels.
Los huéspedes hoy buscan alojamientos con una historia y diseño único. Desean que estos cumplan con sus sueños, expectativas y que les brinden vivencias únicas como parte de su desarrollo personal, familiar y como viajeros. Ya no buscan obtenerlo solo en el destino fuera del alojamiento, los usuarios también quieren tenerlo en el mismo recinto en el que se hospedan. Por eso, la experiencia en la hotelería es una tendencia que llegó para quedarse.