Chile es un país de muchas influencias, las ya tradicionales y reconocidas llegadas de manos de las colonias que se asentaron en nuestra Patria no en virtud de querer generar potestad territorial de los países de origen, sino más bien de grupos de personas que viajaron a estas tierras lejanas para tener una mejor calidad de vida que en sus países que lo vieron nacer, eso hasta hoy es una constante, y el mundo puede estar dividido políticamente, pero al fin y al cabo, es una mezcla de varias razas, costumbres y hábitos que en el pasar de los siglos la tierra, poco o casi nada tiene de razas puras o de una sola “cepa” por así decirlo.
En los años 40 y 50 Chile miraba a Europa constantemente y las familias más acomodadas de nuestra nación viajaban al continente antiguo a educarse, sacar ideas, ver tendencias en todo, moda, arquitectura, estilos de vida, gastronomía, cultura, y buenas costumbres de sociedades más adultas.
Así también fue con una jovencita apasionada por la cocina desde niña, que tuvo la posibilidad de viajar a Francia y ser educada en este oficio en el prestigioso Le Cordon Bleu, tras pasar unos años en Francia, volvió a Chile para hacer su vida como banquetera e impartir clases de cocina a dueñas de casas que querían saber qué comía la Europa de la época y replicarlas acá.
Pilar Bacarreza Barros, es su nombre, hoy ya no nos acompaña en cuerpo, pero si en alma, a sus 81 años a inicios de febrero de este año, nos dejó con un cargamento de recuerdos y vivencias pasadas, muchas parejas de novios la han llorado porque Pilar tuvo la osadía de hacer matrimonios distintos, elegantes, pomposos, pero con el toque de sobriedad que gusta a los chilenos que gastan dinero, sin despilfarrarlo. La cocina de Pilar era una mezcla exquisita entre platos bien elaborados, entretenidos, pero sencillos de hacer, potenciaba el buen producto poniéndolo en valor, desde erizos, locos rellenando una palta, guatitas, pavo de fin de año, dulces tortas, cada una con historia, al final Pilar cocinaba como había sido criada en su familia y con lo sabido y aprendido en Francia, deleitó a varias generaciones en nuestro país.
La Recuerdo de largos cabellos, dientes grandes, sonrisa fácil, amable, pero implacable como banquetera, usaba boina gala, pantalones y chaqueta de cocina y se cubría siempre con grandes mantas, ponchos o ruanas, traídas de más de algún viaje.
En las ferias gastronómicas que abundaban en el Chile boyante económicamente, siempre tenía un stand, el más pequeño, pero independiente a eso, el más vistoso, imponente en decoración, delicadeza, adornos de buena calidad y origen, si usaba plaquet, porcelana o copas de cristal, serían de ese material y no escatimaría en recursos para poner cada detalle es ese simple escenario de tres o cuatro metros aproximados que había contratado para cada feria gastronómica de los años 90 y 2000. Lo más impresionante que le vi a Pilar fue en una ocasión, cuando montó sobre un simple mesón un pavo real de chocolate, debo confesar que si hubiese sido en esta época, las cámaras fotográficas y celulares hubiesen dado cobertura como si el pavo fuese un rock star, delicado, perfecto, con plumas detalladas en chocolate, con una cola casi de tamaño real con trilogía de chocolates, cabe destacar que el equipo de trabajo de Pilar era de gran calidad profesional entre ellos un gran pastelero radicado en España, el chef Walter Pino.
Tras pasar varios años me encontré con ella mientras yo trabajaba en Inacap, la guie y le di varios contactos de alumnos y lugares donde poder obtener mejorías en su trabajo, siendo sincero no recordaba esa situación, hasta que fui invitado al lanzamiento de su libro y en un grupo de otros chef lo recordó y me agradeció ese olvidado gesto. Hoy mi gesto de gratitud, admiración y pesar por tu partida la plasmo en estas líneas, te agradezco la profesional que fuiste, lo visionaria que fuiste gastronómicamente en un Chile ostentoso e imprudente, carente de saborear el producto simple con el verdadero y tan mal llamado toque gourmet. Descansa en Paz querida Pilar, quienes te conocimos y probamos de tus platos no olvidaremos la gran cocinera y banquetera que fuiste.