Dicen que la vida es una sola y hay que vivirla al máximo, ya que sabemos a ciencia cierta que de esta no saldremos vivos. Para ello el ser humano la vive de diversas formas, desde su nacimiento el cual puede ser placentero o traumático, y ahí comienza todo, se va acumulando un sin fin de experiencias que todo individuo las llevará de por vida en un modo específicio, único e irrepetible.
En la actualidad se ha calcualdo que el promedio de vida es de 80 años, los cuales, todos los expertos lo determinan, deben ser vividos de la mejor forma. Hay países que tienen mejor expectativas que otros y Europa es el continente que mejor sale parado en esto, ya que sus estandares de vida y leyes sociales son en base a un bienestar ciudadano colectivo, es decir, bien común para la gran mayoría.
Por otro lado, cada sociedad o país tiene formas diversas de vivir y las leyes internas, sus costumbres y hábitos son comunes bajo estos parámetros, para muchos países (específicamente Latinoamérica) el ocio es un defecto y no una virtud como lo ve Europa.
En Francia específicamente el ocio es parte inherente del ser humano, según la definición de la RAE es el “Tiempo libre o descanso de las ocupaciones habituales”, su segunda definición es “Actividad a la que se dedican como distracción los momentos de tiempo libre”.
Una característica inherente en el francés es trabajar mucho y bien, dando el tiempo necesario a estas actividades sin perder tiempo en saltarlas, escaparse o literalmente “sacar la vuelta”, ahora bien, esa eficiencia se logra gracias a los momentos de ocio que cada francés determina para esto, ya sea en forma individual o colectiva.
El término usado para esto es el Savoir-Faire, que literalmente su traducción es “Saber Hacer”, el que utilizan a menudo para saber que hacer en estos momentos. Ejemplifico tardes de cine, maratónicos de Netflix, caminatas urbanas y rurales, deportes al aire libre, visitas familiares y de amigos, salir a un bar o bailar, cursos específicos, clases entretenidas, visitas turísticas por museos, iglesias y centros citadinos atractivos, se convierten en un buen destino, como también así el comer y el beber, desde bares, restaurantes y locales con especialidad definida, que créanme serán capaces de recorrer kilómetros por satisfacer esa rica necesidad.
Ahora bien y muy atractivo es el Savoir-Faire que todo francés no solo menciona en su forma de vivir la vida desde el ocio, sino también en lo laboral. La segunda y muy atractiva acepción de este término es el “Saber Hacer” en lo laboral y específicamente en lo productivo y no solo en lo relacionado a la industria, sino en lo artesanal. Respecto a esto es tan mágico cuando un francés define con maestría que su producto se realizó bajo el Savoir-Faire, lo que conlleva a perfección, dedicación, altos estándares de calidad, muchas horas de trabajo y por sobre todo mucha pasión por lo que se realiza.
Así emprendedores y artesanos del queso, charcutería, vino, restoración, turismo y tantos otros, dedican su vida y como leitmotiv viven bajo la pasión de este término, combinándolo en el ocio y el día a día, de esto concluyo que la verdadera razón de vivir es disfrutar con lo que se hace, no solo en lo laboral sino también en el ámbito personal.