Luego del estallido y la pandemia, sumado al aumento de la inseguridad en el país, los habitantes de la capital cambiaron sus hábitos, especialmente en el horario nocturno, situación que ha derivado en una ciudad que se apaga más temprano, en línea con esta tendencia.
Esto se ha traducido en una oferta gastronómica y turística más acotada en ese horario para quienes visitan la Región Metropolitana desde otros puntos de Chile y desde el extranjero. Si bien los residentes se han habituado a esta nueva realidad, no ocurre los mismo con quienes vienen de otras latitudes. No pocas veces, turistas internacionales que visitan Santiago, preguntan en los restaurantes qué alternativas nocturnas tienen para conocer y disfrutar después de comer, y lo concreto, es que se trata de una oferta muy reducida.
En este escenario, hay un factor que ha incidido de forma importante en que la capital se apague más temprano, y es el hecho de que el Metro cierra actualmente a las 23 horas, reduciendo su horario significativamente desde que decenas de estaciones fueron incendiadas de forma simultánea en octubre de 2019. En ese momento fue una medida razonable, pero habiendo transcurrido 5 años desde ese condenable episodio, parece lógico también revisar esta determinación.
Y es que el cierre más temprano del tren subterráneo obliga también al sector gastronómico y al comercio que funciona en horario nocturno a cerrar sus puertas de manera anticipada, entre otros aspectos, para garantizar la seguridad de sus trabajadores al regresar a sus casas. De hecho, Metro extiende su horario en circunstancias especiales como en el feriado extralargo de fiestas patrias, hace un par de semanas, para el festival musical Lollapalooza y para otras fechas relevantes.
Como la principal asociación representante de la industria gastronómica en el país, nos hemos reunido en varias ocasiones con autoridades de gobierno y de la empresa Metro para exponer nuestros argumentos respecto a la necesidad de que este importante medio de transporte funcione hasta más tarde, al menos, de jueves a sábado, sin que hasta ahora se haya acogido nuestra solicitud.
Las razones que se han dado para continuar con el actual horario es que abrir las estaciones hasta más tarde supone mayores costos operacionales y de seguridad. En contraste, nuestra posición es que cerrar a las 23 horas tiene un impacto para la economía y las empresas del rubro y del turismo, porque han visto reducida la demanda nocturna por el evidente apagón de la capital.
Como industria buscamos que se alcance un acuerdo razonable para todas las partes involucradas, porque lo que estamos pidiendo es que se extienda el horario los fines de semana, para que exista la posibilidad de cerrar los locales más tarde, mejorando así la oferta actual. Esto es clave para un país que quiere impulsar el turismo como motor de desarrollo estratégico y a Santiago como un destino reconocido mundialmente. El potencial para lograr estos objetivos existe; lo que cabe ahora es establecer los incentivos correctos para capitalizar esas oportunidades.