Al pensar en un médico o un arquitecto, automáticamente a la mente de los hombres viene el hecho que son personas muy estudiosas, que gracias a eso pudieron desarrollar sus carreras. Al pensar en un cocinero, sabemos que son personas de buena técnica, pero no necesariamente se nos relaciona con un mundo de lectura. Lo curioso es que a nuestro haber tenemos miles de libros de recetas escritos que han construido todo el legado culinario, sin embargo, eso pueden pensar de nosotros, que leemos solo recetas. Afuera existe todo un mundo de literatura que aporta con todo tipo de saberes y conocimientos al ejercicio de nuestro rubro, las interdisciplinas son frecuentes.
¿Cómo hacer que logren pensar que los cocineros somos personas cultas y estudiosas?
Como todo: explicando, dando fundamentos y comprender que, en base a la constante evolución de nuestro rubro, además de un dominio practico, debemos enfocarnos en la teoría para el equilibrio de la profesión. En varios artículos he hablado de la importancia de incorporar la ciencia a la gastronomía, comprendiendo que su definición es acrecentar el conocimiento, y cada área tiene su manera de ampliar estos saberes, por lo que los libros de especialidad, estudios, informes, papers y reseñas son valiosos documentos para todos quienes pertenecemos al rubro culinario.
He aquí la importancia de incorporar estos hábitos de estudio:
- Resaltar el Crecimiento Constante: la cocina es un campo en constante evolución. Al leer y estudiar, un cocinero puede mantenerse al día con las últimas tendencias, técnicas y enfoques culinarios, lo que le permitirá crecer y ampliar el horizonte. Esta es la base de la ciencia.
- Conexión con la Tradición e Innovación: la lectura nos conecta con la nutrida historia culinaria. Al estudiar a chefs, sus recetas, historia y fundamentos técnicos comprendemos las bases de la cocina y desarrolla un mayor respeto por las raíces gastronómicas.
- Contribución a la Comunidad Culinaria: compartir el aprendizaje, de uno mismo y con otros cocineros, puede fortalecer la comunidad culinaria en su conjunto. La colaboración y el intercambio de ideas pueden llevar a un avance colectivo en la industria.
- Desarrollo de la Carrera: el estudio constante impulsa la carrera en el rubro e industria culinaria. Independiente de la meta o aspiración, el conocimiento adquirido a través de la lectura y el estudio será un activo invaluable. Un ejemplo es que, al estudiar las experiencias de otros profesionales, permitirá evitar errores comunes y tomar decisiones más informadas en la cocina y sus rededores.
- Diferenciación en el Mercado: la educación continua hace destacar en un mercado competitivo. Un ejemplo práctico es que los clientes valoran la experiencia y el conocimiento, y ser capaz de compartir información interesante sobre los platos, su historia e ingredientes puede generar una relación más profunda con ellos.
Podemos hablar de más ejemplos, pero se entiende el punto. Ante eso, uno decide ser parte del desafío y saber cómo podemos motivar a generar más conocimiento, pensamiento crítico y todo lo necesario para construir un modelo de profesionalismo. Por ese motivo es que personalmente llevo en esta misión para potenciar el conocimiento del profesional culinario por 20 años, donde siempre destaco el rol en que las ciencias son un aporte a la comprensión de nuestros alimentos, técnicas y platos; como consecuencia, acabo de publicar y lanzar mi primer libro llamado “Esto es Ciencia y Cocina”, el que pretende ser un texto que motive, eduque e informe a todos los del rubro como profesionales en ejercicio y en formación, aportando con el conocimiento de la gastronomía científica para su compresión y aplicación en el día a día.
Esto es solo una manera, pero si anhelamos lograr una nueva profesionalización que se adapte a la constante evolución, es tarea de todos nosotros, de ver como enseñamos, capacitamos y formamos. Así apuntar a este ambicioso, pero humilde sueño que vuestro escritor les cuenta: que los cocineros sean reconocidos como personas cultas y estudiosas.