Desde que comencé a estudiar gastronomía y ya ejerciendo en esta profesión, siempre me pregunté, ¿por qué si la mujer ha estado asociada a la cocina, traspasando las tradiciones culinarias familiares de generación en generación a hijas y nietas, a pesar de ello, no había muchas representantes del género trabajando ni grandes referentes en el sector gastronómico?, de mi época de estudiante, mis entonces compañeras, muchas de ellas aperradas y talentosas hasta hoy, solo un par a perdurado en esta actividad, y con una notoriedad discreta, como si el talento y las oportunidades, así como las plataformas no estuviesen disponibles para nosotras.
Afortunadamente esa tendencia ha ido cambiando y cada vez vemos más mujeres líderes en el rubro, más mujeres que emprenden y más mujeres en las cocinas profesionales y en las aulas de colegios TP y Escuelas de Gastronomía. Me pone feliz la fuerza que está tomando el rol de la mujer en diferentes ámbitos, y la gastronomía no es la excepción. No pretendo generar un debate feminista ni mucho menos, simplemente es para reflexionar a que factores se puede deber esta situación.
Las nuevas generaciones, en algunos casos, postergan la maternidad o definitivamente no la contemplan en sus planes de vida, lo que esta muy bien desde la libertad que tenemos de elegir lo que queremos para nuestro futuro personal, familiar y profesional, sin dejar de mencionar que con familia e hijos también se puede lograr el éxito, aunque la industria sea muy demandante, con horarios difíciles donde hay que conciliar la familia con el trabajo, aspectos relevantes a la hora de tomar responsabilidades mayores en lo profesional.
Como Presidenta de FEGACH, en nuestra misión de trabajar para lograr la identidad de la gastronomía chilena a nivel local, regional y nacional y la valorización de la profesión, junto al Directorio pondremos foco en esto, incentivando el talento ya que a lo largo de Chile tenemos una gran cantidad de mujeres que se desempeñan a diario como cocineras, chefs, garzonas, enólogas, sommeliers, baristas, bartenders, banqueteras, panaderas, chocolateras, heladeras, pasteleras, emprendedoras, proveedoras y educadoras. Punto aparte no puedo dejar de destacar a las manipuladoras de alimentos, sí, las tías, miles de mujeres que de norte a sur desempeñan su labor para la entrega de alimentos a tantos niños a lo largo de Chile, con un tremendo aporte al país.
No podemos permitir que las tradiciones culinarias familiares y regionales se pierdan, el traspaso de saberes y sabores debe continuar en cada familia y está en nuestras manos que esto perdure, principalmente de mujeres en cada rincón del territorio y estaremos disponibles para ese propósito trascendental en la cultura de nuestra cocina chilena. Este es un compromiso de la gestión que me toca liderar, pero no podemos hacerlo solos, necesitamos de todos, de nuestros asociados, y por supuesto de los actores públicos y privados.