Hace un par de semanas, se realizó el XII Congreso de Hoteleros de Chile, en el que, por primera vez en la historia de nuestro encuentro anual, se realizó un panel sobre el rol de la mujer en el turismo. Junto a la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Mónica Zalaquett; a la Directora Nacional de Sernatur, Andrea Wolleter; a la emprendedora iquiqueña, Carol Carpintero; y a la piloto de Lan, Valentina Abbott, me tocó ser parte de ese debate. En el cual no solo destacamos el rol de la mujer en la hotelería, sino que también cómo éste ha ido cambiando, dándole más protagonismo al liderazgo femenino.
Hoy enfrentamos una realidad que muchos ven como una amenaza, aunque para otros, entre los que me incluyo, es una oportunidad para los hoteles: la llegada de trabajadores inmigrantes. Muchos de ellos, especialmente las mujeres, pueden aportar al turismo una visión distinta sobre la relación con los pasajeros y la empatía.
Contar con más mujeres inmigrantes entre nuestros colaboradores es muy positivo, ya que ellas aportan una cultura de servicio y cercanía que muchas veces nos falta. Los hoteles debemos reconocer este potencial y aprovecharlo, además de ayudarlas a integrarse a la sociedad chilena y darles oportunidades de trabajo. En esa línea, es importante buscar mecanismos que nos permitan incorporar a las extranjeras que se encuentran de manera legal en nuestro país. Esto no significa priorizarlas por sobre las chilenas, sino más bien insertar esta fuerza laboral de una manera colaborativa y garantizando espacios para todas.
Aprovechar el aumento de extranjeros calificados que llegan a nuestro país solucionaría un creciente problema que enfrentan los hoteles: la baja disponibilidad de personas para asumir puestos que son esenciales para retomar su operación. Producto de la pandemia, un gran porcentaje de quienes se desempeñaban en esta industria debieron reinventarse, buscar otras alternativas laborales o incluso dejar de trabajar. El mayor déficit está en los turnos de fin de semana, así como en personal de cocina y aseo.
Por tratarse de una actividad con alta presencia femenina –en niveles de 65%- la reinserción laboral de las mujeres ha sido especialmente golpeada debido al cierre de colegios, lo que las obligo a quedarse al cuidado de los hijos. A esto se suma la entrega de bonos estatales, ya que la falta de información ha hecho creer a mucha gente que si vuelven a trabajar perderán la ayuda estatal.
Pese a estos potentes argumentos, todavía la inmigración genera temor. Debido a lo complejo del problema, en la ciudadanía existen miradas contrapuestas sobre cómo enfrentar la inmigración y es una difícil tarea para los organismos públicos.
Desde hace dos años, la hotelería ha tenido que enfrentar una “tormenta perfecta”: primero nos golpeó el estallido social, luego la pandemia y ahora, cuando el turismo se está reactivando, no contamos con personal para volver a la normalidad. La reactivación y recuperación no solo dependen de las mayores libertades que se otorguen, sino también de la rapidez que tengamos para ponernos de pie y entregar un servicio de calidad, ante un viajero cada vez más exigente.
Las tareas son muchas, pero también las habilidades femeninas para liderar los cambios y los tremendos desafíos que enfrentamos, especialmente para recuperarnos de la devastadora crisis que nos ha sacudido en los últimos años.