Insectos en el menú

Insectos en el menú

Asesor y Consultor Gastronómico.
Profesor de Gastronomía Científica.
Miembro de Science&Cooking World Congress
Miembro de L’Académie Culinaire de France.
@soycienciaycocina

No hablaremos de cuando sale un insecto en la sopa, sino cuando deliberadamente podemos pedir estos mismos. Ahora bien, no es algo muy conocido ni menos discutido en Chile, pero con relación a la creciente información sobre sostenibilidad y escasez de alimentos, donde los discursos sobre la población mundial que sigue creciendo rápidamente y como se agotan los recursos naturales, es primordial informarse sobre estos temas y buscar alternativas alimentarias más eficientes. Una de las soluciones innovadoras y prometedoras que ha surgido en los últimos años es el consumo de insectos. Aunque puede parecer extraño y nada atractivo; comer estos pequeños seres, conocido como Entomofagia, puede ofrecer interesantes beneficios tanto para la salud humana como para el medio ambiente. Veamos las características y los beneficios de incluirlos en nuestra dieta y cómo pueden ayudar a hacer que nuestra cocina sea más sostenible.

  1. Valor nutricional:

Son una excelente fuente de proteínas, vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales. Por ejemplo, los grillos contienen aproximadamente el doble de proteínas que la carne de res y son ricos en omega-3, por algo se han diseñado panes proteicos con harina de grillos. También son una fuente de hierro, calcio y vitamina B12. Al incorporarlos en nuestra alimentación, se diversifica y enriquece nuestra ingesta nutricional.

  1. Eficiencia en el uso de recursos:

Una granja de insectos requiere menos recursos que la cría convencional de animales para el consumo humano. Necesitan menos agua, tierra, alimento y espacio; como también poseen ciclos de vida cortos y se reproducen rápidamente, lo que significa que pueden ser criados y cosechados en grandes cantidades en poco tiempo. Su concepto de crianza se conoce como “Vertical”, ya que, en un solo metro cuadrado, se pueden apilar decenas de cajones, cada una con cientos de miles de insectos. Además, hay que recordar que viven en entornos congregados, literalmente se benefician al estar todos en espacios reducidos, a diferencia de la crianza ganadera o avícola donde deben estar más segregados. Por otro lado, la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), la contaminación asociada y recursos en la producción de insectos son significativamente menores. 

  1. 3. Menor impacto ambiental:

La cría de insectos produce menos contaminación del suelo, agua y aire en comparación con la ganadería convencional. Además, los mismos residuos orgánicos generados en la crianza pueden ser utilizados para alimentarlos, lo que reduce la necesidad de fertilizantes y reduce los desperdicios. Notoriamente, contribuye a la preservación de los ecosistemas naturales y disminuye la degradación ambiental. 

  1. 4. Variedad culinaria y cultural:

La Entomofagia es una práctica tradicional en muchas culturas en todo el mundo. Es común en países como Tailandia, México e Indonesia. Al incorporar insectos en nuestra dieta, podemos descubrir interesantes opciones culinarias. Pueden ser preparados de diferentes maneras, como fritos, horneados o en forma de harina para su uso en productos alimenticios. Sus sabores suelen ser neutros o suaves, e incluso con potentes sabores a frutas como el limón (Hormiga del Amazonas) Esto no solo añade variedad a nuestros platos, sino que también nos conecta con las tradiciones culturales y promueve la diversidad alimentaria. 

Podemos hablar de muchos beneficios más, pero en la práctica, existe un solo factor que dificulta su consumo masivo, más allá de un tema de recursos:

Repulsión

En general, las personas simplemente se asquean con solo pensar en estos seres preparados en sus platos. Se comprende, y ahí está el desafío. Poco a poco ir culturizando en esto. No se trata de levantar una piedra y cocinar lo que esté debajo, sino pensar que es similar a otros animales: deben venir de criaderos con todos los parámetros de seguridad alimentaria, y debido a esto, prácticamente se comercializarían listo para su consumo. Ver un insecto con todas sus patas y cabeza aún puede ser repulsivo, sin embargo, son muy utilizados como harinas para nutrir otras preparaciones. Ahí es cuando el cocinero, con su implacable ingenio, puede lograr maravillas culinarias muy atractivas. 

En conclusión, el consumo de insectos ofrece todos estos beneficios tanto para nuestra salud como para el medio ambiente. La generación de proteínas densamente nutritivas es vital en nuestros tiempos. Esto desempeña un papel fundamental en la construcción de un sistema alimentario más sostenible y equitativo. Solo queda aprender cómo debemos hacerlo bien, seguro y mostrar esta faceta más atractiva hacia las personas.