Estuvo en Chile recientemente el presidente de la Académie Culinaire de France, Monsieur Fabrice Prochasson, en una actividad en la que participó Achiga junto a importantes actores de la industria gastronómica nacional, en una instancia para afianzar lazos y promover el talento local.
Lo cierto es que Chile hace rato viene dando que hablar a nivel internacional por su rica y variada gastronomía, acompañado de un trabajo constante para situar a este sector en el circuito culinario internacional. Labor que no ha sido en vano y está empezando a cristalizar importantes resultados. Uno de ellos es el creciente interés por que Chile sea sede de certámenes y competencias gastronómicas de renombre mundial, lo que no sólo ofrece una buena vitrina, sino que también permite mantener un alto nivel de competencia.
Esto favorece a los chefs nacionales y a quienes se están preparando para serlo. Además, se puede observar cómo cada vez más preparaciones y platos típicos del país son mencionados en destacadas guías globales, lo que es consignado por la prensa, poniendo en valor la gastronomía criolla. También hay restaurantes nacionales que aparecen en importantes publicaciones y ranking donde se realzan los locales de mejor nivel internacional, poniendo al sector en el radar de otros países, destinos y potenciales visitantes.
Todo esto ha sido posible mediante un trabajo a fuego lento y muchas veces silencioso que están llevando adelante diferentes actores de la industria, que está rindiendo frutos y posicionando progresivamente a Chile en las grandes ligas de la gastronomía internacional. Claro que ayuda la calidad y diversidad de las materias primas que tenemos, del excelente nivel del capital humano, y las instituciones académicas formadoras de profesionales del ámbito culinario, en conjunto con la colaboración permanente entre el sector público y privado, además de la mayor difusión que le está dando la prensa a esta industria, precisamente por los logros y reconocimientos que ha ido sumando.
Vamos por buen camino, pero eso supone que debemos seguir trabajando con el mismo ahínco, compromiso y dedicación, de manera conjunta y colaborativa, mejorando aquellos aspectos que requieren ser perfeccionados, así como ampliando los conocimientos y técnicas, y manteniendo nuestras tradiciones, que son la base de lo alcanzado hasta aquí.
La pandemia nos desafío como sector, pero la base era tan sólida, que el rubro ha sido capaz de ponerse de pie y retomar los esfuerzos para avanzar en los desafíos que nos hemos impuesto, especialmente el de aplicar más y mejor innovación y convertir la gastronomía en una industria sustentable y sostenible.