Tras el proceso de pandemia y confinamiento, a varios los dejó iguales que antes y otros generaron cambios positivos y negativos en todo ámbito de cosas, cabe destacar que no ahondaré en esta columna sobre esto, pero si me quedaré con uno de ellos, refiriéndome a que la gran mayoría de las personas relacionadas al mundo gastronómico, hoy buscan y aceptan ir a las diferentes invitaciones de eventos sociales que se les presente. Estamos en bonanza de asistencia a este tipo de actividades y si antes, para tener una convocatoria de 150 personas había que invitar a 300, hoy la cosa ha cambiado, si se quiere recibir a 150 invitados se deben generar un diez por ciento más y se llega al número.
Independiente a los números, hoy los eventos son varios, con gran puesta en escena, lo que si a un menor costo, ya que, por sensación ambiental sociopolítica de los organizadores, están reduciendo riesgos y dineros en su ejecución, pero esperan mucho más que un evento ejecutado antes de la pandemia.
Lo mismo ha pasado con las ferias, expo, o toda actividad de nuestro rubro que congregue público en un espacio abierto y que esté relacionado con la gastronomía. Sin ir más lejos del 9 al 11 de diciembre pasado se desarrolló la Expo Parrilla 2022, en uno de los espacios amplios del Parque Padre Hurtado, se realizó esta feria que tuve la oportunidad de visitar, gran escenario parrillero y musical, un centenar de expositores se apostaron en amplios stand compuestos por estructura ferial profesional, todos bajo una lona que capeaba el fuerte sol, un sector de 10 habitáculos amplios con parrilla cada uno, para realizar el torneo de parrilleros en sus definidas categorías, con estándares internacionales de exigencias, considerando una canasta tipo para todos y una rúbrica profesional confeccionada por el chef y profesor Nicolás Carrasco, un jurado amplio, variado y de alto nivel conformado por chefs de varios establecimientos, entre hoteleros, parrilleros, profesores, chef de restaurantes, académicos gastronómicos entre otros.
Por otro lado, la convocatoria internacional de participantes y expositores, de Argentina, Perú, Venezuela entre otros, las clases fueron todas de parrillas con chefs del nivel de Álvaro Barrientos, Profesor Klocker, el prestigioso y carismático trasandino Lucas Escobar, entre otros exponentes y apasionados de los fuego, el cuchillo y la carne vacuna.
Buenos stands de cervezas clásicas, comerciales y artesanales, además de vinos, jugos naturales, algunos destilados como también muchos emprendedores de pecheras y artesanías de cuero, delantales, cuchillos y todos los “juguetes” que un apasionado y un quincho pueden recibir con orgullo asador, incluyendo un sin fin de parrillas a carbón, gas y leña. Por el lado de la comida, varios con venta de ricas carnes asadas a la perfección, tanto vacuno, chorizos, chancho y cuanto elemento puede ser asado.
Debo confesar que me sorprendí gratamente, estuve en la anterior versión, antes de la pandemia, y fue diametralmente opuesta a esta en todo ámbito, ahora disfruté cada momento, fue un punto de encuentro con mucha gente unida por la gran pasión del arte de tirar un trozo de carne al fuego con maestría. Pasión que se vio reflejada en cada detalle a cargo de “El parrillero de las Pampas”, este seudónimo que utiliza Pablito Portales, quien junto a su equipo organizador logró convocar a muchos en torno al fuego, tanto así que tres chefs peruanos que concursaban en el torneo me comentaron sentir admiración por lo que hacíamos como país y que Perú debía copiar y poner en valor al arte de asar a la parrilla, ya que ellos no lo consideraban parte de la gastronomía.