El sector público y privado han entendido que para recuperar el turismo interno y receptivo se debe trabajar más unidos que nunca para lograr una meta ambiciosa: recibir un millón de visitantes extranjeros adicionales al año, los que se sumarían a los 3,7 millones que arribaron en 2023. De esta forma, llegaríamos a 4,5 millones de turistas anuales que recibíamos antes del Covid-19.
A mediados de abril, los gremios del turismo -entre ellos Hoteleros de Chile- y el gobierno, a través de los ministerios de Hacienda, Economía y la Subsecretaría de Turismo, acordaron impulsar un proyecto de ley para reactivar la industria turística del país. La iniciativa, que ya fue enviada al Congreso, contiene medidas que apuntan a aumentar la llegada de extranjeros, así como elevar los montos de inversión destinados a la promoción de Chile en el mercado internacional.
Dentro del proyecto se considera la devolución de IVA a turistas internacionales por productos comprados en Chile, siguiendo los modelos desarrollados en la Unión Europea y en países como Uruguay. De acuerdo a la experiencia de quienes lo han implementado, la devolución del IVA atrae a muchos visitantes. Por ejemplo, esta regalía podría tener un importante efecto en el mercado argentino, el que en este momento está más pujante y con interés de visitar nuestro país.
Buenas noticias también son la vuelta en octubre próximo de los vuelos regulares de las aerolíneas United Airlines y Aeroméxico. Recuperar la conectividad perdida es esencial para aumentar las visitas extranjeras.
Pese a estos avances, todavía hay pendientes que impiden que sectores claves del turismo, como es la hotelería, puedan revitalizarse completamente. Uno de ellos es la regulación de la oferta informal. Lo que venimos pidiendo desde hace años no es la prohibición de plataformas de alojamiento como Airbnb, sino que estas paguen los impuestos correspondientes en Chile y que cumplan con estándares de seguridad e higiene. Solo así lograremos que toda la oferta de alojamiento funcione en las mismas condiciones, tal como lo hacen los establecimientos turísticos registrados del país.
Otro escollo para potenciar el turismo receptivo es la ausencia de Chile en los mercados extranjeros a través de campañas de marketing de alta calidad y con un alcance importante. Nuestros vecinos -la principal competencia al momento de atraer a los turistas extranjeros- lo han entendido así y han abierto sus billeteras. Por ejemplo, después de la pandemia, Colombia destinó US$ 45 millones de dólares en promoción internacional. Argentina, pese a sus problemas económicos, anualmente invierte US$ 14 millones de dólares, mientras que Chile destina solo US$ 8 millones, y antes de la crisis sanitaria eran US$ 12 millones.
Chile tiene maravillas naturales espectaculares, pero sin difusión adecuada -y permanente- nunca podremos acceder a nuevos mercados. Sin embargo, la promoción también se debe enfocar en el público interno mediante estrategias segmentadas y focalizadas en feriados, vacaciones y excursiones. Lamentablemente, muchos de nuestros compatriotas no conocen lo suficiente la calidad y el nivel internacional de nuestra oferta hotelera y turística en general.
Un rol central de la estrategia de posicionamiento global de Chile como destino debería tenerlo el turismo MICE, es decir los viajes por motivos profesionales como seminarios, congresos temáticos, reuniones de trabajo y encuentros comerciales. Chile ofrece una amplia gama de opciones para eventos corporativos, con modernas infraestructuras y experiencias turísticas únicas.
A diferencia del turismo tradicional, los eventos y reuniones de trabajo pueden organizarse y llevarse a cabo en cualquier época del año, lo que representa una valiosa oportunidad para Chile, ya que se presenta como un destino “nuevo” dentro del mercado de este tipo de eventos, pero donde lamentablemente por falta de promoción y capacitación otros destinos son elegidos no por ser mas baratos o mejores, sino, porque son más vistos o están en el “top of mine”.
Otro actor clave dentro de la oferta nacional e internacional es el enoturismo o turismo del vino, ya que ofrece numerosos beneficios para Chile, tanto a nivel económico como social y cultural. Este turismo temático fomenta el desarrollo rural generando empleo y mejorando la infraestructura. Además, en términos de promoción en el extranjero ayuda a posicionar a Chile como un destino turístico de calidad a nivel internacional, atrayendo a visitantes de todo el mundo interesados en la cultura del vino. Asimismo, el enoturismo impulsa la innovación en el sector promoviendo prácticas agrícolas sostenibles.
Para recuperar el camino ascendente que tenía nuestro turismo, la estrategia nacional e internacional debe tener como puntos centrales la sostenibilidad, la innovación tecnológica y la personalización de experiencias y trabajar en conjunto para desarrollar una sólida Marca País que resalte los valores y atributos distintivos de nuestro territorio, y salir de cara al mundo con ello.