El creciente aporte del enoturismo

El creciente aporte del enoturismo

Presidenta Ejecutiva
Federación de Empresas de Turismo de Chile

Chile posee una extendida cultura vitivinícola que le ha valido el reconocimiento nacional e internacional. De hecho, en días recientes siete viñas chilenas fueron premiadas dentro de las más lujosas del mundo por el ranking Luxury Lifestyle Awards, instancia que destacó que `estas marcas no sólo están creando bebidas, sino que están elaborando experiencias inolvidables impregnadas de arte y tradición´. A su vez, un vino nacional fue elegido el mejor del año por Wine Spectator.

El país tiene un largo camino recorrido en este ámbito, que ha permitido también explorar y capitalizar diversas oportunidades a través del enoturismo, actividad que pone en valor la riqueza vitivinícola de una determinada zona o región a través de los viajes, mezclando otros componentes como la gastronomía y el patrimonio cultural, que incluye visitar bodegas, viñedos, museos  y restaurantes como parte de un circuito integrado que atrae a cada vez más visitantes que buscan conocer y disfrutar de estas experiencias.

Chile cuenta con una ventaja comparativa en esta área, por la diversidad de zonas vitivinícolas que se han desarrollado, principalmente desde el centro norte hasta el sur, con diferentes valles vitivinícolas que ofrecen, además, una oferta turística de primer nivel, entre ellas, Valle de Copiapó, Valle del Huasco, Valle del Elqui, Casablanca, Valle del Maipo, Valle de Colchagua, Valle del Maule y el Valle de Itata.

El enoturismo se ha transformado con los años en un importante activador del turismo, tanto receptivo como local. Existe una creciente tendencia de los visitantes internacionales, como es el caso de los brasileños, que vienen al país e incorporan dentro de sus programas turísticos la visita a viñedos o zonas vitivinícolas, no sólo por la calidad de los vinos nacionales, sino que también por la experiencia que viven en esos lugares.

En el caso de Santiago, es una ciudad que ofrece la inigualable posibilidad de visitar la montaña por la mañana y en la tarde disfrutar de una experiencia enoturísticas. Todo esto combinado con recorridos al aire libre, en un entorno natural que también cautiva a los visitantes y que le permite a Chile disponer de una carta de presentación única.

Este crecimiento del enoturismo tiene, a su vez, un componente económico superlativo, ya que es una actividad que genera un número importante de empleos en las zonas donde se realiza, fortalece las economías locales, integra a distintos rubros, e impulsa a los productores de esas zonas, siendo también una vitrina relevante para la promoción del turismo y de Chile como destino.

Cada vez se están organizando más eventos y activaciones relacionadas al mundo vitivinícola y al enoturismo, desde las vendimias, fiestas costumbristas y encuentros que reúnen tanto a los amantes del vino como a aquellos que buscan vivir experiencias nuevas. Es una tendencia que crece sostenidamente y que como destino turístico es importante continuar capitalizando para impulsar la demanda y el desarrollo de las zonas rurales, donde principalmente se desarrolla esta actividad, que con su expansión y consolidación, contribuye a la descentralización territorial y a la retención de capital humano.