Para que el turismo se pueda desarrollar con normalidad, es necesario contar con una adecuada conectividad, que permita a los turistas desplazarse desde y hacia los destinos visitados. Problemas en este ámbito afectan de forma grave la actividad y a quienes son parte de la cadena de servicios turísticos en el país.
Chile todavía no logra recuperar del todo los niveles prepandemia en llegada de turistas extranjeros al territorio nacional, en parte, porque perdió competitividad en cuanto a la conectividad aérea, al existir hoy menos rutas y frecuencias, lo que devela el problema que se genera al respecto.
Esta dificultad se observa también en varios pasos fronterizos terrestres del país, que por falta de infraestructura vial o de operación de los complejos fronterizos, no ofrecen hoy condiciones adecuadas para promover el turismo. Un ejemplo de esto es lo que ha venido ocurriendo en Los Libertadores, en los últimos años, ya que en invierno se ve seriamente afectado su funcionamiento por las condiciones meteorológicas, que obliga a cerrar el paso con bastante frecuencia, y en verano, ante una alta demanda de vehículos livianos, que provoca esperas de hasta 12 horas para cruzar.
Hay otros recintos, como Agua Negra, en Coquimbo, que en invierno queda deshabilitado, impidiendo el tránsito que une a esa región con la provincia de San Juan, en Argentina, donde el proyecto del túnel duerme el sueño de los justos. En estos días, hemos visto también cómo el paso Peulla, en la región de Los Lagos, fue cerrado por decisión de la delegación presidencial ante posibles deslizamientos de tierra en la zona donde está el complejo fronterizo.
Chile requiere un sistema de pasos fronterizos moderno, eficiente y seguro, que ofrezca las garantías necesarias para el desarrollo del turismo y comercio a lo largo de todo el territorio, y donde la coordinación con las autoridades competentes es fundamental para que las decisiones que se adopten en estas materias sean informadas y planificadas, ya que, como ocurrió con la situación en Peulla, a los operadores turísticos sólo se les avisa cuando la determinación está tomada, provocando un perjuicio enorme a las empresas del sector y a los propios visitantes.
Como son varios los organismos de los que depende el buen funcionamiento de los pasos fronterizos, entre ellos, Obras Públicas, Aduanas, el SAG y la PDI, resulta clave que exista una comunicación fluida, y a la vez se impulsen las medidas administrativas, de gestión y financieras necesarias para ofrecer un servicio de primer nivel y que no resulte interrumpido por situaciones que se pueden evitar.
Aquí hay un enorme desafío, que involucra al sector público privado. Desde Fedetur estamos disponibles para aportar a que Chile cuente con un sistema de pasos fronterizos que esté a la altura de las necesidades del siglo XXI.