Aranceles y turismo

Aranceles y turismo

Periodista y Socia-Fundadora de Traslación.
Ex Asesora de Gabinete de la Subsecretaría de Turismo, a cargo de la vinculación regional e interministerial.

¿Cuánto le afectará al turismo chileno la política arancelaria del gobierno de Estados Unidos?

El remezón global generado por las nuevas medidas impositivas del gobierno americano no solo afecta los mercados financieros y el comercio internacional, sino también la confianza generalizada en la economía. Y en un escenario de incertidumbre, la prudencia manda. Por esta razón, el turismo tampoco estará ajeno a los efectos de este nuevo clima económico.

El alza de aranceles a productos importados en Estados Unidos golpeará primero a los propios consumidores norteamericanos, quienes verán encarecerse el costo de vida y ajustarán sus gastos. Esto afectará directamente al turismo receptivo en Chile, particularmente desde Estados Unidos, un mercado que se estaba recuperando paulatinamente después de la Pandemia.

Pero como en toda crisis, la flexibilidad y la capacidad de adaptación pueden abrir nuevas oportunidades. Hoy más que nunca, es necesaria una doble mirada.

La burbuja argentina, ¿otra vez?

Una de las fuentes principales de visitantes durante el verano y  semana santa ha sido Argentina. Desde que el presidente Javier Milei asumió el gobierno, el fortalecimiento del peso argentino frente al dólar ha hecho de Chile un destino atractivo, especialmente por el tipo de cambio. Según el Barómetro de Turismo de Subturismo, solo en enero y febrero de este año hubo un incremento del 143% en la llegada de argentinos respecto a los mismos meses de 2024, representando más del 70% del total de turistas veraniegos.

Sin embargo, este fenómeno amerita una observación crítica. Ya entre 2015 y 2017 vivimos lo que se denominó la «burbuja argentina», cuando se alcanzó un récord de 6,5 millones de turistas, en su mayoría provenientes del país vecino. Pero en muchos casos, más que turismo, fue una ola de consumo: los visitantes venían a comprar en malls, supermercados o tiendas de tecnología, arrendaban casas en lugar de alojarse en hoteles y no necesariamente gastaban en servicios turísticos.

Hoy, podría estar ocurriendo algo similar. Si bien este flujo aporta a la economía, no siempre beneficia directamente al sector turístico formal. Un número alto de turistas no significa automáticamente un alto gasto turístico. Por eso, no basta con alegrarse; también es necesario prepararse.

La importancia de diversificar mercados

Así como Chile ha apostado históricamente por diversificar su economía, lo mismo debiera aplicarse al turismo. América del Sur está naturalmente cerca, con países como Brasil, Bolivia, Colombia y Perú representando mercados potenciales. Pero el verdadero potencial puede estar en los destinos lejanos.

Este verano, por ejemplo, se registró un aumento de turistas provenientes de Australia, Israel, Corea del Sur y China. Gracias a la recuperación progresiva de la conectividad aérea postpandemia, Chile tiene la posibilidad de posicionarse como un destino atractivo para viajeros de larga distancia que, una vez que cruzan el Atlántico o el Pacífico, tienden a tener estadías más largas y un mayor gasto promedio.

Turismo interno: un refugio posible

En paralelo, el impacto económico de los aranceles también puede provocar un cambio en el comportamiento de los chilenos. Ante la incertidumbre, es probable que muchos opten por no viajar al extranjero y redescubrir destinos dentro del país. Esta fue una tendencia muy marcada después de la pandemia, cuando el turismo interno se consolidó como una alternativa real para muchas familias. Es una veta que no debe desaprovecharse.

Anticiparse, no solo adaptarse

Chile es una economía abierta, y muchos de sus principales socios comerciales —como China— están siendo afectados por los aranceles estadounidenses. Aunque aún hay incertidumbre respecto a la magnitud del impacto en nuestra economía, las señales ya están presentes.

En un mundo donde las decisiones económicas de potencias como Estados Unidos repercuten hasta en los destinos turísticos más remotos, Chile tiene dos opciones: esperar los coletazos o anticiparse estratégicamente. Diversificar mercados, innovar en la oferta y fortalecer el turismo interno no son solo caminos posibles, sino necesarios. Porque si algo hemos aprendido, es que las burbujas —sean comerciales o turísticas— siempre explotan.