El turismo en tiempos normales generaba 650 mil empleos directos, ocupados principalmente por mujeres y jóvenes, dos segmentos, que por lo general, tienen dificultades para acceder al mundo laboral.
En la actualidad, tras la larga crisis derivada de la pandemia, la industria aún mantiene un rezago en la recuperación de la totalidad de esas fuentes de trabajo, quedando cerca de 60 mil empleos por recuperar. Con el fin de las principales restricciones sanitarias que afectaban al sector, tenemos la confianza de que nos podremos reactivar pronto y generar esas oportunidades faltantes.
En ese desafío, se discute hoy en el Congreso el proyecto de ley que busca reducir la jornada laboral a 40 horas, lo que supone un impacto para nuestro sector, considerando que es una actividad que funciona con amplios horarios, atendiendo al público cuando la mayoría descansa, y donde se emplea un alto número de mujeres, que requieren compatibilizar el trabajo con el cuidado de la familia.
Por esa razón, Fedetur ha desplegado una serie de acciones para visibilizar el efecto que esta normativa tendría para el rubro, lo que nos llevó a ser uno de los primeros sectores en exponer estos puntos ante la Comisión de Trabajo del Senado y propusimos la relevancia de incorporar elementos de adaptabilidad en la nueva legislación, como por ejemplo, establecer promedios de horas semanales que permitan ajustarse a las fluctuaciones de demanda, además de abordar la necesidad de disponer de mayor libertad para trabajar en días domingo, al ser este uno de los días de la semana de mayor actividad para el rubro.
A su vez, realizamos una encuesta a nuestros asociados para conocer en detalle cuáles son en la actualidad los tipos de jornada laboral que utilizan las empresas turísticas y los subsectores que lo componen, y de qué manera se adaptarían a la nueva normativa de 40 horas semanales.
Sobre el primer punto, la encuesta arrojó que un 57,% ocupa un sistema exento de jornada laboral; un 56,7% aplica jornadas semanales 6×1 con máximo de 45 horas semanales, con o sin turnos rotativos; un 50,4% establece jornadas ordinarias de hasta 10 horas por día, en turnos rotativos régimen 5×2 con máximo de 45 horas semanales; un 34,8% utiliza jornada parcial de hasta 30 horas semanales; un 17% ocupa jornadas con “turnos discontinuos”, es decir, con descansos hasta 4 horas; y un 12,8% aplica jornadas bisemanales (10×4 u otro) hasta 90 horas, con o sin turno rotativo.
Respecto del segundo punto, un 29,8% indicó que ajustaría el horario de entrada/salida todos los días por igual; un 21,3% expresó que contrataría más personal para cubrir horarios/días; un 17,7% pagaría horas extraordinarias para cubrir horas; un 8,5% eliminaría un día de trabajo y un 7,8% del total de empresas que respondieron la encuesta, ajustaría el horario de entrada/salida, concentrado en uno o dos días de la semana.
Con todo, el país enfrenta un escenario económico complejo que requiere de un fuerte impulso en la creación de empleos formales, que ofrezcan oportunidades de progreso estable a las personas, objetivo en que el turismo puede ser un importante motor hacia adelante, ya que en la medida que podamos retomar la senda de crecimiento que exhibía el sector previo a la pandemia y el estallido, en los próximos años podríamos generar cerca de un millón de empleos, desafío en que la adaptabilidad laboral tiene un papel central para lograr ese objetivo.