Desde mi época de estudiante siempre miré con buenos ojos a las organizaciones de profesionales, principalmente puesto que consideraba que al pertenecer a una, se tenían privilegios y se reconocía a quienes destacaban por su calidad, pero también, porque veía con cierta distancia un poco de glamour, eso de estar siempre en «la foto». Mi mirada siempre fue desde lejos, no porque no me interesara, sino porque estuve siempre concentrado en mi trabajo, vale decir, en realizar de la mejor forma posible mi tarea, que durante la primera parte de mi vida profesional fue productiva, intensa y que más adelante se redireccionó directamente hacia la labor formativa. Es así como fui creciendo de manera profesional y conociendo nuestro medio culinario, poco a poco.
Durante mucho tiempo observé a las agrupaciones internacionales y lo que ellas realizaban por el crecimiento y beneficio directo del sector: seminarios, mesas redondas, charlas, concursos, participación en ferias, festivales, visitas de chefs de renombre, quienes dictaban charlas y compartían sus conocimientos, entre otras actividades, claro.
Ya de profesional y con cierto camino recorrido y alguna notoriedad en el medio local, recibí invitaciones de agrupaciones locales para incorporarme a sus filas. Desistí, por no sentirme identificado, incluso compartiendo los objetivos, mas no las políticas y la forma en que se ejecutaba su acción. Ante mi disconformidad elegí mantenerme al margen, honestidad que es ajena a muchos, que incluso algunos colegas estando dentro de la organización compartían mi juicio. Ellos consideraban que les servía el estar y llevar un emblema en el pecho, nada que hacer, el chaqueteo ya conocido. Afortunadamente esto ha cambiado mucho y las malas prácticas han ido desapareciendo y junto con ello, los liderazgos negativos también.
En mayo del 2013 nació FEGACH, Federación Gastronómica de Chile, con la participación de las asociaciones fundadoras Chefs del Maule, Aysén Chef y NorteChileChef. Se realizó una ceremonia de lanzamiento en la ciudad de Curicó, aprovechando la convocatoria del Mercado de Caldillos y Cazuelas que se realizaba en aquellos tiempos. Este hito era el resultado de aproximadamente seis meses de reuniones, concretando objetivos, estatutos, lineas de acción, imagen corporativa y directiva. Esta acción fue una de las últimas, y para sorpresa mía, fui elegido como el primer presidente de la Federación, y digo sorpresa, porque hasta ese momento no dimensionaba la responsabilidad que tenía esta misión. Hoy desde mi rol de Director Ejecutivo contribuyo con este sueño con mucha responsabilidad, y en el que cada vez son más los profesionales que lo integran.
Esta federación nació para todos los que trabajamos en gastronomía y queremos un Chile gastronómicamente potente, donde los territorios estén realmente representados. Nació también para que quienes estén al frente en 10 años más, puedan mirar con orgullo el camino recorrido y con emoción el horizonte que les deparará, donde todos, ojalá, podamos reconocernos como una familia gastronómica.
Realizamos muchas actividades junto a otros actores de la industria, y gracias a ellos también, empresas, instituciones de educación, instituciones públicas, han contribuido felices al desarrollo de nuestra acción.
Hace pocos días se celebró la asamblea de Fegach, nos reunimos con los socios, muchos de ellos venidos desde el sur y otros del norte de Chile. ¡Que alegria y que orgullo sentir al amistad y lo felices que se les ve formando parte de esta gran institución!
A 10 años de aquel momento, seguimos con la convicción de que en Fegach nadie se puede restar, que todos son necesarios, así como estamos seguros de que nadie es dueño de la verdad, y que los objetivos propuestos son mas importantes que las personas. Aún nos queda mucho por avanzar y aprender, ¡Vamos por 10 años más!