Aunque el turismo solo absorbe el 1% del consumo hídrico mundial, en comparación a otras actividades como la agricultura (70%) o la industria (19%), el desafío del sector radica en que su actividad se suele concentrar en períodos estivales -cuando más escasea el agua- y en lugares donde los recursos hídricos para el consumo humano suelen ser escasos.
Para conocer la realidad local, durante dos años consecutivos las carreras de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo e Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental de la Universidad San Sebastián (USS) han medido la huella hídrica en distintos alojamientos de la Región Metropolitana y de Valparaíso.
Principales hallazgos
De acuerdo con el estudio, el consumo en alojamientos urbanos, tanto de la Región Metropolitana como de la Región de Valparaíso, promedia 1,56 m3 por persona, al día. Mientras, en los alojamientos de la zona rural, se promedia una huella de 2,1 m3 por persona al día.
El académico de la carrera de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo de la USS, Pablo Ramírez, explica que “estos consumos son mucho más elevados que el promedio de alojamientos hoteleros en España y México, cuyos consumos son de 0,25 m3 y 0,233 m3 por persona al día, respectivamente”.
Cabe considerar que una persona puede ocupar alrededor de 640 litros de agua estando 30 días en un establecimiento turístico.
Otras variables para considerar, de acuerdo con Ramírez, son la tipología del alojamiento y de los servicios que este ofrece. Es decir, si cuenta con piscinas, parques acuáticos o jardines. “Distinguimos entre alojamientos urbanos y rurales, ya que en los primeros las instalaciones suelen ser más reducidas”, afirma el académico.
El dilema del hotel cinco estrellas
Si bien en los hoteles de cuatro o cinco estrellas suelen haber más servicios como spa o campos de golf, también hay otras funciones que consumen cantidades “importantes” de agua, tales como el lavado de toallas, ropa de cama, limpieza de instalaciones, cocina, etc.
“Sin embargo, detectamos que donde más agua se consume dentro de un alojamiento es en las habitaciones que, además, es donde precisamente se tiene menos control. De ahí en la importancia de concientizar y sensibilizar a las personas”, enfatiza Pablo Ramírez.
Recomendaciones para disminuir la huella
De acuerdo con el especialista de la USS, una manera de aportar de manera directa a la disminución de la huella hídrica pasa por implementar las siguientes medidas:
- Aireadores para llaves o grifos: diseñados para reducir el caudal de salida.
- Cabezales eficientes de ducha: en la vivienda, la ducha supone un 27% del consumo total de agua.
- Inodoros eficientes: que permiten la elección de descarga.
- Recicladores de agua caliente: hábito fundamental para recuperar el agua que perdemos mientras esperamos que el agua tome una temperatura agradable.
- Reutilización de aguas lluvias: a pesar de no ser agua potable y de consumo humano, sí puede servir para el riego de zonas verdes, limpieza y descargas de cisternas de inodoros.
- Reutilización de aguas grises: sirven para alimentar el inodoro, cuya huella alcanza el 23% del gasto de agua total de la vivienda. Su ventaja es que se pueden generar todos los días del año, y basta depurar poco más de un tercio de estas aguas para eliminar el gasto del inodoro.
Realidad en los recintos de montaña
Siguiendo esta línea de investigación, la Universidad San Sebastián a su vez, está ejecutando el proyecto CORFO “Reducción de consumos de agua en la operación de los recintos de montaña”. Este considera la aplicación de una calculadora de medición de huella hídrica hotelera para una monitoreo permanente y específico del consumo del recurso en prestadores de servicios de turismo de montaña en la zona de Farellones-El Colorado, permitiendo identificar los lugares de mayor consumo para generar medidas eficientes localizadas que permitan revertir esta mala gestión del agua.