Histórico y dueño de toda una tradición en la ciudad de Puerto Varas, este hotel inaugurado hace 102 años se luce con excepcional emplazamiento frente al lago Llanquihue. Su orientación norte no se queda atrás, pues permite que casi la totalidad de las habitaciones tengan vistas al volcán Osorno y se sienta la potencia de la naturaleza cuando llega la luz de las mañanas o pegan la lluvia y el viento.
En sintonía con vivir los atractivos del entorno, hotel Bellavista procura armar experiencias outdoor para sus pasajeros gracias a una completa red de contactos con operadores. Por su puesto, también invita a disfrutar en cada uno de sus espacios, ya sea cerca de la chimenea o en rincones ideales para la lectura, en la piscina climatizada o en el sauna, en las salas de masaje o en las máquinas de ejercicio, todo disponible previa reserva para garantizar plena privacidad.
Considerando el potencial turístico y cultural de Puerto Varas, desde el hotel pronostican una buena temporada alta, entre otros factores, porque desde la pandemia muchos chilenos comenzaron a preferir vacacionar en el país. Así lo comenta José Luis Varela, gerente general de hotel Bellavista hace año y medio, un ingeniero civil industrial que en 2009 comenzó a trabajar en hotelería, puntualmente en Valle Nevado, donde se integró como jefe de marketing y llegó a ser subgerente comercial; luego, fue gerente general en Cascada Expediciones y EcoCamp Patagonia, hotel tipo domo situado dentro del Parque Nacional Torres del Paine; y trabajó en El Colorado como director de Felicidad, tarea que se concentró en la experiencia del cliente a través del bienestar del equipo, algo que también está desarrollando en Bellavista. En pandemia decidió trasladarse a Puerto Varas, proyectando un importante despegue de la ciudad, entre otros aspectos, por el fomento del turismo creativo y el aumento de población en la zona.
En este contexto, Varela cuenta que al integrarse al equipo se enfocó en potenciar valores y conceptos de Bellavista: “Este hotel tiene muchos años, es el primero en la ciudad, por lo tanto, hay una tradición que resulta importante de destacar con otra mirada, desordenando un poco la imagen y procurando que la gente advierta que nuestra experiencia hotelera es la oportunidad de vivir un servicio increíble. Queremos diferenciarnos por ahí, sobre todo en el sur, zona donde la idiosincrasia es el buen trato y la amabilidad”.
En sintonía con vivir los atractivos del entorno, hotel Bellavista procura armar experiencias outdoor para sus pasajeros gracias a una completa red de contactos con operadores.
Hoy en día, Hotel Bellavista apunta a satisfacer las preferencias de un público cuyo rango etario va entre los 30 y 60 años, incluyendo clientes frecuentes, pero también familias, grupos de amigos y parejas que llegan –a juicio de José Luis Varela–, porque el destino se percibe como romántico e ideal para descansar o conectarse con la naturaleza. “Nos ha ido muy bien considerando que hemos recibido solo chilenos. Previo a la pandemia, se repartía equitativamente entre extranjeros y locales. Hoy el 95% es chileno”, detalla el gerente.
IMAGEN Y SUSTENTABILIDAD
Promociones que invitan a una escapada, por ejemplo, con cena de regalo, trago de bienvenida o masaje, programas de luna de miel y de aniversario, eso, además de estadías 3×2, es decir, descontando una noche, son parte de las iniciativas que integran la actual oferta en Hotel Bellavista. Sin embargo, la reconstrucción de la propuesta conceptual que lidera la nueva gerencia ha ido mucho más allá, trabajando con un equipo de marketing integral, influenciadores en RRSS y agencia de diseño. La renovación incluye desde un nuevo logo con isotipo que muestra elementos propios de la estructura del hotel hasta una delicada labor en las 70 habitaciones de Bellavista, considerando modificaciones en los colores y mobiliario, así como incorporación de tecnología.
Hablando de habitaciones, los pasajeros pueden elegir entre las de tipo Standard –concentradas en un ala del edificio, la más antigua y que suma 45 años–, categoría Superior, Suite o Duplex, estas últimas, con dos pisos que resultan ideal para las familias y son un plus en la ciudad, donde la hotelería no está muy adaptada para recibir estos grupos, tal como lo resalta José Luis Varela.
Otro punto que sobresale en la nueva etapa es la sustentabilidad. Firme impulsor de este concepto, el gerente de Bellavista destaca que, previo a su incorporación, el hotel había iniciado un trabajo con bombas de calor para aguas, desconectando calderas de petróleo y dejándolas solo como respaldo. A su vez, se emplea iluminación led, se recicla y se reutilizan desechos, las amenidades dispuestas en pequeños envases se eliminaron y lo mismo se hizo con los químicos para limpieza de habitaciones, reemplazándolos por ozono acuoso. Se suma el Sello S del hotel y la contratación de una empresa para hacer levantamiento de huella de carbono. “Queremos comprar bonos para compensar la huella y, a partir de esa lectura, iniciar un plan de acción”, adelanta Varela.
Hoy en día, Hotel Bellavista apunta a satisfacer las preferencias de un público cuyo rango etario va entre los 30 y 60 años, incluyendo clientes frecuentes, pero también familias, grupos de amigos y parejas que llegan –a juicio de José Luis Varela–, porque el destino se percibe como romántico e ideal para descansar o conectarse con la naturaleza.
CONECTADOS CON LA CIUDAD
“Después de Santiago, creo que Puerto Varas es el destino con mayor superficie para eventos”, destaca el gerente de Bellavista. Es así como el hotel, que cuenta con 670 m2 para estas actividades, está preparado para recibir congresos, charlas, talleres y matrimonios, entre otros, con menús que incluyen platos exitosos del restaurante y también carta para coffee break. “Queremos, además, abrir nuestros espacios para instancias culturales y artísticas, muestras de arte, festivales de música y artesanía”, añade José Luis Varela.
Convocar a la comunidad es parte de esta nueva etapa y aquello se concentra en la renovación de espacios comunes para recibir público general. En este sentido, el bar se acondicionó para tener mayor protagonismo: durante la mañana, figura como un espacio de cowork y su carta incluye tablas, sándwiches y productos locales, por ejemplo, cerveza Tropera. A su vez, desde octubre, la terraza al aire libre que está en el segundo piso, entre los dos edificios que forman el hotel, llama a disfrutar relajados almuerzos con la carta del Restaurante Bellavista 60, espacio con acceso independiente y horario continuado de 13:00 a 23:30 hrs, a cargo del chef Patricio Campos, jefe de toda el área de alimentos y bebidas del hotel.
Procurando que Bellavista 60 sea protagonista de la escena gastronómica de Puerto Varas, se cambió su concepto netamente familiar, convocando a diversidad de comensales con una gastronomía que refleja la experiencia y el talento de Campos, un cocinero con 24 años de carrera y que siempre ha trabajado en hoteles. “La hotelería me fascina”, dice el chef, quien cocina desde niño y creció cerca del negocio de carnicería de su familia. Posteriormente, estudió en Inacap, sede Chesterton, e hizo una pasantía con Gastón Acurio en Perú, como visitó 2 años la feria Mistura. En adelante, la mayor parte de su carrera la desarrolló en Arica e Iquique, puntualmente, en hoteles Gavina, donde estuvo 17 años en total.
ARRIESGAR Y SORPRENDER
Después de tres décadas fuera de Puerto Varas, su ciudad, Patricio Campos se integró a Hotel Bellavista con el afán de enseñar y entregar lo que ha aprendido, trayendo consigo sazón peruana y elevando la experiencia de sus comensales a través del sabor. Vanguardista, según él mismo se define, le gusta inventar platos: “Que la gente se sorprenda cuando se le presenta, por ejemplo, una carne con salsa de chocolate y se encante una vez que lo prueba. Soy arriesgado en ese sentido (…) El 80% del día pienso en cocina, siempre mezclando ingredientes y sabores”.
El hotel, que cuenta con 670 m2 para estas actividades, está preparado para recibir congresos, charlas, talleres y matrimonios, entre otros, con menús que incluyen platos exitosos del restaurante y también carta para coffee break.
Al principio de su labor en Bellavista, el cocinero instaló platos con ideas vinculadas a su trabajo en el norte, pero tuvo que acomodarse a las expectativas del público local: platos abundantes y con toque casero. Eso sí, no dejó de aplicar técnicas del Perú que, según asegura, han ayudado a levantar la propuesta.
Entre los cambios también figura un nuevo equipamiento para trabajar con técnicas de cocción al vacío y tecnología de punta. A su vez, se activó la labor con una agrupación 100K, reconociendo a proveedores locales y aportando para tener una cocina capaz de brillar con productos de calidad y orgánicos. Así, algunos de los insumos propios de la cuenca del lago que figuran en la carta son murta, rosa mosqueta, salmón, quesos y embutidos; también hay cortes de carne como filete, lomo, cordero y cerdo traídos de Nueva Braunau y Llanquihue.
COCINA SOFISTICADA Y CASERA
La actual carta se presentó en agosto y se trata de una propuesta de 25 platos que no se encasillan dentro de un estilo de comida, en sintonía con la idea de convocar a toda la comunidad. Así, figuran preparaciones de gran éxito como Ostiones a la parmesana, Crema de camarón preparado con el bisque del producto, y Capuccino de locos, un caldo con reducción del molusco. En platos de fondo hay recetas protagonizadas por congrio, merluza y salmón, los pescados que más pide la gente en la ciudad. También hay trucha de Panguipulli, que va grillada y con una reducción de choritos, ostiones y chardonnay.
Las guarniciones vienen aparte, opción que se instauró para responder al gusto de los comensales de la zona, cuya costumbre es elegir por ellos mismos sus acompañamientos. Hay una gama variada que contempla, por ejemplo, espárragos gratinados, papas rellenas con palmitos, papas bravas, risotto de mote y verduras al wok.
Adaptarse a las costumbres del sur resultó entretenido para Patricio Campos, no obstante, y a propósito de que la ciudad se ha vuelto algo más cosmopolita, el chef ha incorporado platos sofisticados como Filete con pistacho y salsa de chocolate, y Pescado con salsa de ramazzotti y rosa mosqueta, ingrediente que se procesa, muele y hace mermelada para mezclar con el licor; este plato va con un puré mediterráneo hecho de papa chilota sin lácteos, pero sí hidratada con aceite de oliva; también lleva tomate alcaparra y aceitunas.
Una de las preparaciones más solicitadas es Asado de tira, corte que el comensal puede comer con cuchara y que incluye reducción de carmenere con acompañamiento a elección. A su vez, para quien no quiere carne y atendiendo tendencias, la carta incluye platos vegetarianos y veganos, como Champiñones gratinados rellenos con pasta de choclo y cilantro o Ceviche de vegetales con mango, pistacho, champiñones, cebolla, palta y tomate cherry.
Después de tres décadas fuera de Puerto Varas, su ciudad, el chef Patricio Campos se integró a Hotel Bellavista con el afán de enseñar y entregar lo que ha aprendido, trayendo consigo sazón peruana y elevando la experiencia de sus comensales a través del sabor.
LO DULCE COMO BROCHE DE ORO
La pastelería es protagonista en la oferta gastronómica de Hotel Bellavista, un trabajo que está a cargo de la chef Fernanda Arce quien estudió en argentina, en la carta se luce con tradicionales recetas de la zona como el strudel. También hay peras al vino tinto y leche asada aromatizada con reducción de eucalipto, entre otros clásicos postres.
Siguiendo con los sabores dulces, desde las 15 horas, parten las Onces Alemanas, un imperdible del hotel que congrega importante número de comensales. Contempla generosas porciones de kuchen y torta, pan amasado, pastas de huevo duro y de salmón ahumado, mermelada de frutos regionales, y un plato con salame, queso y jamón, todo esto acompañado de té, café o chocolate caliente.
Vale destacar que toda esa pastelería en la que el hotel pone énfasis también se disfruta en el desayuno. De estilo buffet y abierto para pasajeros y público general, la primera comida del día en Bellavista “es una oferta potente con mucha fruta, panceta ahumada, choricillo, huevo, omelette, kuchen, tartaleta y diversidad de pasteles”, resume el chef Patricio Campos.
Hotel Bellavista
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