En el Cerro Alegre de Valparaíso acaba de abrir sus puertas un hotel que destaca, no solo por sus amplias dimensiones, sino por los recuerdos que atesora en cada rincón. Sus 13 habitaciones ofrecen una perfecta combinación entre comodidad y estilo, con impresionantes vistas panorámicas a la bahía o a los coloridos cerros porteños
A comienzos del 1900 el médico inglés Enrique Page, y tiempo después Clara Hucke, y por qué no la madre Agnese Toschi, de la Congregación Pía Sociedad Hijas de San Pablo, se impresionaban al situarse en algunas de las ventanas admirando el paisaje desde esta casona patrimonial porteña. Tal como hoy ocurre con quienes tienen la oportunidad de apreciar Valparaíso desde CasaBlu, sentirán que el entorno les envuelve de manera mágica.
Ubicada en calle San Enrique del Cerro Alegre, esta casa de 1904 ha logrado sobrevivir a terremotos y al paso del tiempo, especialmente gracias a la preocupación de su arquitectura que han tenido sus propietarios. Sus actuales dueños originarios de Santiago, de hecho, la disfrutaron por más de 20 años como casa de veraneo y descanso, hasta que decidieron transformarla en un hotel boutique.
Maravillados con las experiencias vividas, que en aquellos años solo disfrutaba la familia y sus amistades, los dueños pensaron que era necesario compartir los encantos de esta casa. Y qué mejor manera, que abriéndose al turismo. La llamaron CasaBlu, por el color azul con que pintaron las planchas microonduladas de la fachada.
Para transformar esta casona centenaria en hotel, hubo que recurrir a expertos. La oficina de arquitectos Rosenmann & López asumió el desafío, ajustándose a las normas del Consejo de Monumentos Nacionales, por estar en Zona Típica. Hubo que crear baños en cada una de las habitaciones, disponer de un espacio de comedor amplio, revivir los pisos de madera original y terminar de habilitar la buhardilla, que cuando adquirieron la propiedad estaba tapiada.
Destaca un enorme comedor, con crucetas de madera de demolición para reforzarla que evidencia la estructura de la casa, un muro de piedra y otro de ladrillo que aportan historia y le dan un carácter aún más acogedor. En este espacio se ofrece el desayuno a los huéspedes (huevos a la orden, frutas, granola, panes y bollería, repostería, lácteos para todo tipo de dietas, jugos y café de grano), y está a disposición para quienes deseen disfrutar a cualquier hora del día algún vino que hayan comprado, una cena solicitada por delivery o simplemente un picoteo. El hotel facilita toda la vajilla y equipamiento que el huésped requiera, sin importar si quieren estar en el jardín, la terraza o en su habitación. Además, con la filosofía de instarlos a conocer los alrededores, y apoyar al turismo, pone a disposición datos de restaurantes muy recomendados para que su visita no sea exclusiva al hotel.
Para transformar esta casona centenaria en hotel, hubo que recurrir a expertos. La oficina de arquitectos Rosenmann & López asumió el desafío, ajustándose a las normas del Consejo de Monumentos Nacionales, por estar en Zona Típica
Otra tarea importante fue terminar de abrir la buhardilla, la que sumó más habitaciones y regaló a la casa una vista increíble panorámica del puerto. Desde la sala de estar –con muebles de ratán y cuero– y un gran balcón se aprecia el mar desde las alturas con un incomparable protagonismo. Su gran terraza instalada en el último piso, la transforma en una ‘casa mirador’, que permite recorrer con la mirada toda la bahía de Valparaíso. Divisar cada buque que ingresa, perderse mentalmente en sus paseos y miradores de Cerro Alegre, auscultar con el alma los sonidos hipnóticos del puerto.
Otro detalle hermoso de la casa es la escalera que permite acceder al piso más alto, con baranda vidriada y pasamanos de madera, que pese a su evidente modernidad se adapta bien al clásico entorno. Además, ayuda a recordar a los huéspedes –seguramente ya obnubilados con el entorno de antaño– que estamos en el siglo XXI.
RECUERDOS DE TRAVESÍAS
El carácter familiar, la impronta de los recuerdos, de los viajes y peripecias por el mundo está fuertemente representado en cada espacio de la casona. Tanto las zonas comunes, como las habitaciones atesoran piezas decorativas y objetos de colección provenientes de Oriente y Occidente y los dueños, asesorados por decoradores como Paula Gutiérrez y Felipe Reyes, fueron ubicando con cariño y gusto, en cada muro, esquina o rincón con bases en tonos calmos y neutros como gris, alpaca o rosa pálido. A esto sumaron los nuevos tapices, papeles murales y cortinas, muebles, sillones, veladores y lámparas.
La idea consensuada entre los decoradores y dueños fue evocar de alguna manera la inmigración que hay en Valparaíso, donde conviven muchas culturas, y también su propia historia familiar de años de viajes. En lugares muy bien pensados se lucen antigüedades heredadas y otras compradas, algunas en el galpón de Balmaceda en Santiago o los propios anticuarios del puerto. Hay figuras religiosas de Perú y México, alfombras de Marruecos, Siria e Irán, y artesanía y antigüedades de China, como unas marionetas del mercado Panjiayuan de Beijing. En los muros hay varias obras de la colección familiar y en especial del hijo de la dueña @lucasestevez.
El hotel ofrece un amplio living, una sala de estar en el piso de la antigua buhardilla y una pequeña salita vidriada a la manera de un winter garden. Además, en el jardín, bajo un enorme nogal o cerca de una palmera centenaria, hay mesitas y rincones para leer, comer algo, conversar o simplemente disfrutar del silencio.
Si bien cada una de las 13 habitaciones tiene su encanto e impronta, una de las más llamativas es la 04 (no tienen nombres solo números), que se ubica donde originalmente estaba la sala de billar de la casa. Posee un espectacular vitral en el cielo rodeado de pinturas alusivas a este pasatiempo. En su delicada restauración participaron Pilar Argandoña y su hija Daniela Ilabaca, artista y diseñadora de Valparaíso.
Otra habitación especial es la 01, amplia y luminosa y doble premium. Antiguamente era el comedor de la casa y hoy es un espacio de inspiración y descanso, con una vista cercana al jardín, a la bahía y a calle Santa Isabel. Destaca por su respaldo de cama azul, tono en armonía con otros elementos decorativos, con pequeños ángeles en la cabecera.
La suite premium 06 es extraordinariamente amplia, con una vista abierta al puerto y a la bahía, esta habitación parece estar suspendida en el mar. La presencia de una centenaria palmera que se asoma desde el jardín completa el hermoso entorno. En la decoración, contrastan una alegre y colorida alfombra sobre el piso de madera original y el pie de cama en composición.
Otra de las preferidas por su romántica vista a la bahía y a los cerros Cárcel, Panteón y Bellavista es la suite premium 07. Amplia y luminosa, acogedora en todo sentido, en ella prima el verde agua y regresan los querubines sobre el enorme respaldo de cama.
El salto es a la número 10, moderna habitación estilo loft, con vistas al mar y a los cerros. Amplia, cómoda y acogedora, su distribución la vuelve ideal para pasar tranquilas tardes de lectura o estudio. Sus muros de ladrillo originales dejan ver las entrañas de la casa, que combinan con los tonos ocres del mobiliario, sillones y futón presentes en su interior. Finalmente, la habitación 14 (no existe la 13), es una amplia y acogedora buhardilla en categoría doble estándar, con dos camas. Ofrece una singular vista a los cerros (y a la casa donde vivió el poeta Gonzalo Rojas) y hace sentir al visitante como un integrante más de la bohemia literaria porteña.
Es importante mencionar que las puertas de las habitaciones son las originales de la casa, tal como el portalón de entrada al hotel, que desde una particular mirilla permitía al doctor Enrique Page atender a sus pacientes. Es precisamente ese elemento el que inspiró la creación del logo corporativo de CasaBlu Hotel.
La idea consensuada entre los decoradores y dueños fue evocar de alguna manera la inmigración que hay en Valparaíso, donde conviven muchas culturas, y también su propia historia familiar de años de viajes
MASAJES Y COCINA ABIERTA
El hotel brinda servicios especiales, convenios con estacionamientos cercanos; servicio de carta de masajes en la habitación si así lo quiere el huésped; las comodidades ya mencionadas con cocina abierta e información de restaurantes y proveedores de alimentos; calefacción central, wi fi, Smart Tv HD en cada habitación, entre otros. Las camas son grandes cómodas, con hermosos respaldos y están alhajadas con sábanas de 600 hilos, en su mayoría para parejas, salvo algunas con dos camas. Pues este hotel está pensado para ser visitados por huéspedes de 12 años en adelante. Los baños son modernos, con todos los elementos requeridos, con ducha o tina en ciertas habitaciones.
Los protocolos Covid están perfectamente bien cuidados en todo el inmueble, tal como aspectos de sustentabilidad. Es un hotel comprometido a fomentar la eficiencia energética, la reutilización y el reciclaje. CasaBlu Hotel está acondicionada con chaleco térmico, y vidrios de termopanel para mejorar su eficiencia energética. Cultivan la conciencia en el uso de energía, el manejo de la basura y el cuidado del agua. Ofrece a sus huéspedes jabón, shampoo y acondicionador recargables y ecológicos, sin productos animales, desprovistos de petróleo, parabenos, colorantes o ingredientes artificiales. El hotel utiliza en su día a día productos de limpieza naturales biodegradables, no tóxicos y amigables con el medio ambiente. Jardín con sistema de riego por goteo y huerta con hierbas aromáticas para la cocina. Además, intentan incorporar a diario a proveedores locales sustentables, apoyando así a los pequeños productores y agricultores de la Región de Valparaíso, disminuyendo la huella de carbono de nuestros insumos, y dando a conocer la cultura local a los visitantes. Por otro lado, una de las habitaciones, en el primer piso, es apta para personas con movilidad reducida.
De esta manera, Casa Blu Hotel, instalada en el anfiteatro natural del Cerro Alegre desde principios del siglo XX, imprime nuevos y auspiciosos aires a esta región e invita a disfrutar Valparaíso desde adentro, con una vista privilegiada al Océano Pacífico que lleva a la contemplación y el descanso.
CasaBlu Hotel
- San Enrique 387, Cerro Alegre, Valparaíso
- Teléfono: +56 2 2984 1442
- Contacto: reservas@casablu.cl
- Instagram: @casabluhotel
- Facebook: @CasaBlu
- Web: www.casablu.cl