Fuera de todo esquema, Remota expone una poderosa filosofía basada en el equilibrio e integración con el entorno. En las afueras de Puerto Natales, inmersa en una tierra austral de fiordos, viento y cumbres, esta propuesta hotelera invita a gozar un lujo sin precio, ese que solo sabe entregar la naturaleza en lugares como la Patagonia chilena.
En el origen de este recinto hay una atractiva aventura que comienza, aproximadamente, en 2004, cuando sus gestores recién tenían la intención de crear un hotel de experiencia y encontraron un terreno de 200 mil m2 frente al seno Última Esperanza, en un emplazamiento que ofrece conmovedoras vistas a los glaciares Balmaceda y Serrano, entre otras panorámicas. Se trata de una tierra en cuyo pasado reciente, tal como lo destaca Claudio Molina, gerente de operaciones del hotel, está el núcleo que generó actividades características de la zona: estancias y frigoríficos: “Adicionalmente, está la vida de campo que aún se mantiene y resulta interesante, porque cuando la gente piensa en un destino también lo hace respecto de cómo vive la gente en esa tierra”.
Por otro lado, el lugar figura a pocos minutos del aeropuerto de Puerto Natales y lo suficientemente lejos de la ciudad como para no contaminarse con el ambiente urbano, aunque bastante cerca como para ir caminando y sentir la seguridad de tener servicios al alcance de la mano, tal como lo resalta Daniel González, dueño de Remota.
Resuelto el tema del emplazamiento, el proyecto siguió avanzando con la incorporación del arquitecto Germán Del Sol, quien inicialmente plasmó sus ideas en un boceto donde solamente se apreciaba una fachada con algunas medidas aproximadas. Aunque se trataba únicamente de trazos a mano alzada, representaba una estructura que ya tenía claro concepto.
El arquitecto pasó días observando el entorno, deteniéndose en cómo se movía el sol, en el color de los ocasos, en el lugar del cielo donde surgían arreboles… Terminada su delicada tarea, determinó cómo desarrollaría el edificio, siempre siguiendo una idea absolutamente ecológica, plenamente integrada con el entorno. “Hubiera sido imposible desarrollar este proyecto si no hubiera sido con él”, asegura Daniel González.
Fuera de todo esquema, Remota expone una poderosa filosofía basada en el equilibrio e integración con el entorno. En las afueras de Puerto Natales, inmersa en una tierra austral de fiordos, viento y cumbres, esta propuesta hotelera invita a gozar un lujo sin precio, ese que solo sabe entregar la naturaleza en lugares como la Patagonia chilena.
El trabajo de construcción de Remota acabó a fines del año 2005 y, en enero del siguiente año, el recinto que hizo merecedor al arquitecto del Premio Nacional de Arquitectura 2006, abrió sus puertas al público ofreciendo 8.000 m2 perfectamente acoplados al ecosistema e inspirados en las estancias de la Patagonia.
Recordando aquella etapa inicial, Daniel González cuenta que Germán del Sol argumentó que lo importante para generar una experiencia era definir la importancia de estar ahí y, en ese sentido, que lo más relevante siempre será aquello que está afuera, la naturaleza. Bajo ese ideal, en el diseño del hotel se unió historia y cultura local. Al mismo tiempo, se entregó protagonismo al viento y a su fuerza, aquella que en tierras magallánicas esculpe las estructuras al paso de los años y que aquí se estampa con la presencia de pasillos, más bien pasadizos, capaces de evocar aquellos por donde avanzan las ovejas a la esquila. La ausencia de calefacción ahí no es casual, es sí para sentir el frío propio de esta tierra, según lo describe la gerente residente del hotel, Pilar González. La conexión con el ambiente también se logra con las innumerables ventanas del hotel: de diferentes tamaños, aparentemente desniveladas y ninguna igual a otra, son elementos que hacen del recinto un lugar transparente que traslada al huésped hacia el exterior.
ECOLOGÍA Y TIEMPO DE OCIO
Las personas que han viajado por diversos lugares del mundo y eligen la Patagonia chilena como destino de especial interés, muy probablemente turistas experimentados que buscan vivencias fuera de serie, también son la inspiración de Remota. Para satisfacer sus necesidades, el hotel procura entregar un espacio que escape de todo parámetro y revele su particular sentido conforme transcurre la estadía. “Lo importante es que cada uno descubra lo que le hace sentido de este concepto”, recalca Daniel González.
El interiorismo aporta mucho. También es obra de Germán del Sol e incluye piezas reales referidas al arte de pueblos originarios de Chile, así como uso de piedra y madera. En las más de 70 habitaciones, king o doble, todas de 33 m2, hay evocaciones a un bosque patagónico, incluido el aroma del ciprés de las Guaitecas y la huella de la lenga, tal como destaca la gerente residente del hotel.
El trabajo de construcción de Remota acabó a fines del año 2005 y, en enero del siguiente año, el recinto que hizo merecedor al arquitecto del Premio Nacional de Arquitectura 2006, abrió sus puertas al público ofreciendo 8.000 m2 perfectamente acoplados al ecosistema e inspirados en las estancias de la Patagonia.La nobleza del material también se encuentra en los baños, donde muros de madera saben contrastar con elementos de vanguardia, tal como la challa de ducha importada de Inglaterra, cuyo gran diámetro regala la sensación de lluvia. El sistema de ventilación natural es otro punto a destacar, así como el uso eficiente de la energía, imprescindible en un hotel de esencia ecológica como este. Para lo primero, Remota tiene numerosas chimeneas cuyo diseño curvo ocupa el viento para asegurar la circulación de aire sin uso de extractores, incluso, en áreas donde el lodge cuenta con fogones, al modo de los que existían al interior de las estancias. A propósito de calor, la calefacción del hotel opera con calderas de gas natural, eso, en complemento con la energía solar: cuando el sol brilla y entra por los ventanales, hace gran parte del trabajo. Esas ventanas, por supuesto, ayudan en la iluminación; por la noche, el funcionamiento es con tecnología Led bajo consumo, siempre tenue para invitar al descanso, precisa Claudio Molina.
Aunque Remota se concibió para disfrutar outdoor, el lodge cuenta con espacios comunes que acogen a los pasajeros, sobre todo, luego de sus excursiones. Son salas con sillones donde surge un enriquecedor intercambio cultural en instancias de ocio, muy necesarias para el verdadero relajo que busca entregar el hotel, según destaca Pilar González.
El spa de Remota, SPOT (Sala Para el Ocio Total), responde a ese principio y cumple expectativas con una piscina temperada sin bordes que sobresale por su diseño y como la más grande de la región. También se disfruta con jacuzzis al aire libre, sala de masajes y, prontamente, con el resultado de una remodelación.
A la hora de comer, Remota se preocupó de que, en su comedor restaurante, un espacio amplio y rodeado de ventanales con vistas al seno Última Esperanza, se disfrute de una gastronomía de alto nivel que, a cargo del chef Ricardo Pinuer y un equipo de larga experiencia, trabaja con productos frescos y naturales, todos estos, seleccionados con dedicación en los puertos y huertos locales. Esta cocina también responde las exigencias de grupos corporativos que eligen el lodge para vivir experiencias outdoor en complemento con reuniones, actividades para las que el hotel dispone de dos espacios de 150 m2 también demandadas para eventos sociales.
Aunque Remota se concibió para disfrutar outdoor, el lodge cuenta con espacios comunes que acogen a los pasajeros, sobre todo, luego de sus excursiones. Son salas con sillones donde surge un enriquecedor intercambio cultural en instancias de ocio, muy necesarias para el verdadero relajo que busca entregar el hotel, según destaca Pilar González.
OUTDOOR ESPECIALIZADO Y A TODO EVENTO
El muelle situado frente al hotel se adentra en el fiordo Última Esperanza formando parte de la apuesta arquitectónica como una extensión natural de la experiencia que brinda el lodge. Tiene la gracia de ser un espacio que no solo disfrutan los huéspedes: la comunidad local también lo ocupa y aquello no es casualidad. Y es que para Remota instalarse en Puerto Natales sigue, junto a todo lo anterior, el ideal de convertirse en un aporte social, más allá de demandar los recursos y proveedores de la zona. Es así como desde el inicio se procuró que en su equipo humano hubiera gente de los alrededores, una iniciativa que se traduce en interesante retroalimentación a partir de la capacitación de ese personal y del conocimiento que ese grupo tiene de la cultura local.
El entrenamiento mencionado, así como la participación de expertos en diferentes actividades, por ejemplo, geología, dada la presencia de fiordos y montañas en los alrededores, o de ornitología, para excursiones orientadas al avistamiento de aves, resulta clave dado que el hotel busca excelencia en sus actividades outdoor, tanto como variedad.
Claudio Molina añade que, pensando en quienes practican pesca con mosca, también desarrollaron esa experiencia: “La idea es que cualquier aspecto que atraiga de la Patagonia podamos ofrecerlo, y de manera ideal (…) Así como los espacios del hotel evocan un trabajo hecho a mano, con las imperfecciones de lo manual, detalles que los hacen irrepetibles, intentamos entregar una experiencia única también al aire libre”.
La completa infraestructura en medios de transporte, incluyendo camionetas, bicicletas y botes, es parte de lo mismo y responde a una constante búsqueda y perfeccionamiento: “La experiencia con miles de visitas nos permite entregar el mejor servicio con guías preparados por nuestra propia escuela, en donde la delicada atención, la gastronomía, la infraestructura y el diseño de cada paseo hacen la gran diferencia”, asegura Daniel González.
El entrenamiento mencionado, así como la participación de expertos en diferentes actividades, por ejemplo, geología, dada la presencia de fiordos y montañas en los alrededores, o de ornitología, para excursiones orientadas al avistamiento de aves, resulta clave dado que el hotel busca excelencia en sus actividades outdoor, tanto como variedad.
Fernando Casannello, es uno de aquellos guías y explica que en Remota hay 30 tipos de excursiones, considerando aquellas de medio día o full day. Además de recorridos a Torres del Paine, hay trekking, navegación en el lago Grey, senderismo por paisajes de bosques y cascadas, ascenso de cerros, visita a miradores de cóndores, cabalgatas en torno a los fiordos, días de estancias y tour histórico, entre otros.
Vale mencionar que, durante la pandemia, fue preciso adaptarse al mercado con programas de hotelería estándar. Entonces, de un sistema que incluía traslados y excursiones como un paquete, el hotel se abrió a la opción de estadías y, como servicio aparte, a la contratación de aventuras outdoor, fórmula que se ha visto favorecida con los vuelos directos a Puerto Natales, permitiendo que público chileno llegue para estadías breves, como fines de semana.
De igual modo, y esperanzados que en 2022 regresen los extranjeros, la intención es retomar con fuerza los programas que, casi siempre, son de siete días y pueden ser con actividades de poca exigencia, como un safari con almuerzo, o experiencias extremas, caso de las caminatas sobre hielo, y también paseos de intereses especiales, por ejemplo, avistamiento de aves o pumas.
Fernando Casannello comenta que trabajan a todo evento, no importa si llueve o la intensidad del viento se extreme, pues el clima de la Patagonia es al límite y eso forma parte de la aventura. Y que aunque, por ahora, el lodge cierra entre abril y septiembre, la intención es funcionar todo el año. “Lo que necesitamos es posicionar esta zona también como un destino de invierno”, afirma y proyecta Daniel González.
Remota Patagonia Lodge
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Ruta 9 Norte km 1,5 Natales, Magallanes
Teléfono: (2) 2387 1270
Instagram: @remota_lodge
Facebook: @RemotaPatagoniaLodge
Linkedin: https://www.linkedin.com/company/remota/
Web: remotahotel.com/