Si Guayacán fuera un músico y no una cerveza estaría en la categoría de los clásicos que no pierden vigencia. Sería de esos que a través de una trayectoria sólida logran una identidad definida y un estilo reconocible; de los que acumulan hits, pero siguen lanzando material fresco y encantando a una fanaticada fiel, los “guayafans”. Quizás, entre sus pares de la generación más joven podrían surgir críticos, pero, en el fondo, ninguno de ellos sería justo ni honesto si negara el estatus de referente que ostenta Guayacán o sus logros.
“Fuimos la primera cerveza del Elqui. La primera del norte que se comercializó en Santiago. La primera cervecería B y el primer crowdfunding de Latinoamérica; esos recursos nos permitieron terminar de construir la planta que produjo la primera cerveza solar de Chile. Acabamos de cumplir 15 años y eso es una hazaña en nuestro rubro; en ese periodo hemos visto a muchas otras caer”, explica Juan Esteban Toro, uno de los cinco socios fundadores, el que lidera una nueva aventura de la marca con carácter de primera vez.
Aunque la cerveza lidera las preferencias de los chilenos (con un contundente 68%, seguido por el vino con un 48% y el pisco con un 18%), pocos podrían considerarse conocedores de las variables que hacen diferente una etiqueta de otra, menos aún podrían entender que la decisión de instalarse en el Valle del Elqui no fue un capricho ni un arranque hippie, y que incide directamente en el resultado de Guayacán: “Si bien los lúpulos escogidos y la receta desarrollada por el maestro cervecero son fundamentales, el 95% de la cerveza es agua. Su dureza y los minerales que contiene van a tener un efecto profundo. Puedes recurrir a tratamientos para lograr el agua que necesitas, pero la que nos entrega el río Elqui es perfecta, especialmente para hacer cerveza ale, la que permite mayor diferenciación. Nuestros tratamientos son justo los necesarios para asegurar calidad”, explica Juan Esteban.
Si Guayacán fuera un músico y no una cerveza estaría en la categoría de los clásicos que no pierden vigencia. Sería de esos que a través de una trayectoria sólida logran una identidad definida y un estilo reconocible.

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII la cerveza era inherentemente artesanal. La industrialización masificó el consumo, pero tuvo como efecto secundario una estandarización de los sabores. La tendencia de recuperar los métodos y escalas de antaño surgió en los 70, particularmente en EE.UU., pero tomó mayor fuerza y diversificó la oferta globalmente en los últimos años; instalando incidentalmente una controversia en torno al concepto de “craft”. “Algunos creen que si no revuelves la olla con una pala no eres artesanal. Para nosotros se trata de usar ingredientes y procesos naturales, sin químicos. Para otros es más importante el volumen o el capital de tus socios. Seguimos produciendo nuestra cerveza en la planta de siempre. Lo único que ha cambiado (gracias a acuerdos con Kuntsmann) es nuestra fuerza de venta y distribución (factores críticos en la longevidad de un proyecto de este tipo), lo que nos ha permitido crecer”.
La planta de siempre a la que se refiere Juan Esteban Toro está ubicada en Diaguitas, un pueblito camino al Valle del Elqui. Permanecer ahí no solo es determinante para la identidad y el sabor de lo que se elabora; además abraza el objetivo de contribuir al desarrollo sustentable de la zona y sus habitantes.
Para una cervecería el crecimiento significa frecuentemente implementar locales especializados, en los que sus variedades se lucen en combinación con preparaciones acordes. Estos espacios reciben el nombre de beer gardens y, hasta hace poco, Guayacán contaba con tres: “El principal funciona junto a la planta y va de la mano con los tours. Tenemos otro con un perfil más masivo en la plaza de Vicuña, que es visitado por mucha gente de la zona. El tercero es más estacional y está en Pisco, el lugar más turístico del Valle del Elqui. Ahí estamos muy bien ubicados y ofrecemos las mejores vistas desde nuestra terraza”.
Para una cervecería el crecimiento significa frecuentemente implementar locales especializados, en los que sus variedades se lucen en combinación con preparaciones acordes. Estos espacios reciben el nombre de beer gardens y, hasta hace poco, Guayacán contaba con tres.
DIRECTO DEL VALLE
Como los músicos que logran consagrarse en su territorio, para Guayacán llegó el momento de expandir sus horizontes y, como si comenzara una gira, sale a potenciar una relación más cercana con sus guayafans santiaguinos, y a conquistar nuevos.
“Este es un capítulo aparte, una versión más acotada y simple; por eso lo llamamos Rincón Guayacán y no beer garden. Quisimos traer un pedacito del valle a Santiago, que la gente pueda sentirlo en la ambientación, en los ingredientes de algunas preparaciones, pero sobre todo en nuestra cerveza, que ya es parte de su paisaje. Aún está en proceso, pero queremos que sea una embajada del Elqui, con coirón, colihue y mucho verde. No es como los locales que tenemos allá, pero tiene la esencia que la gente asocia a la marca”, explica Juan Esteban sentado a una mesa de picnic, una de las relajadas opciones de mobiliario que ofrece el Rincón Guayacán, abierto oficialmente desde noviembre del año pasado en Lo Barnechea.
No escogieron un barrio bohemio ni un circuito gastronómico; el primer espacio de Guayacán en Santiago es vecino –incluso podría decirse que se encuentra dentro– del Club de Pádel Conecta Santa Blanca. “Si nos íbamos a instalar en Santiago necesitábamos un lugar que tuviera coherencia con lo que somos. Nos gustó primero el espacio y luego que tuviera un carácter deportivo. Es cierto que el pádel está de moda, pero nos habíamos vinculado a la práctica de otros deportes antes”. De acuerdo con Juan Esteban, aire libre, naturaleza, relajo y deporte encajan holgadamente en esa esencia de la que hablaba antes. “Probablemente otros clubes de pádel o centros deportivos habilitan lugares para tomar un schop y comer algo, pero dudo que pongan el mismo empeño en que resulten igualmente acogedores para el público que no necesariamente llega por el deporte. Por eso agregamos presentaciones de djs, música en vivo y shows de stand-up, especialmente en los jueves de Guayacán”.
“Este es un capítulo aparte, una versión más acotada y simple; por eso lo llamamos Rincón Guayacán y no beer garden. Quisimos traer un pedacito del valle a Santiago, que la gente pueda sentirlo en la ambientación, en los ingredientes de algunas preparaciones, pero sobre todo en nuestra cerveza, que ya es parte de su paisaje”, explica Juan Esteban Toro, uno de los cinco socios fundadores.
Si bien parte de su portafolio está desde hace tiempo en restaurantes, bares, botillerías y supermercados de Santiago y otras regiones; Rincón Guayacán es el único lugar fuera del valle del Elqui que ofrece las 13 variedades que existen actualmente. Con un look and feel que evoca a Tulúm y aires de bar de playa, equipado con una cámara de frío que mantiene la cerveza a cero grados tras un beer wall para abastecer a una barra de seis metros, Rincón Guayacán está diseñado para disfrutar y celebrar la cerveza. Sin mayor ostentación, la carta es una lista de las preparaciones que históricamente han demostrado ser sus mejores amigas.

“No necesitábamos inventar la rueda. Proponemos buenas hamburguesas, buenas pizzas, buenos wraps y, en lo posible, tratamos de darles un toque propio. Por ejemplo, la Guayacán Burger tiene cebolla caramelizada en jarabe de papaya y la Pizza Elquina lleva queso de cabra, alcachofa, tomate, aceitunas y salvia. Nuestro chef ejecutivo viajó varias veces al valle para entender los ingredientes típicos de la zona e incorporarlos a la carta, junto a los clásicos que no se pueden obviar”, dice Juan Esteban Toro entre los anuncios de los próximos partidos de pádel. Hoy es el segundo día de un campeonato en el Club Conecta Santa Blanca y se percibe nítidamente la dinámica y vibra de este lugar: “cerveza, burgers, música en vivo + un toque de pádel”.
Rincón Guayacán
- El Puente 2054, Lo Barnechea
- Teléfono : +569 9538 5664
- Instagram (@rincon_guayacan)