Carismáticas y cómplices, directas y acogedoras, Karla Martínez y Beatriz Solari –Karla y Bea–, las dueñas de Siam Thai, son anfitrionas que transmiten en todo momento la pasión que sienten por su trabajo. Dedicadas a tareas propias de la dirección de este espacio en Barrio Italia, no es raro verlas apoyando a su equipo en ocasiones especiales y, sobre todo, compartiendo con los comensales. Lo cierto es que son mujeres con mucho que decir más allá de la propuesta gastronómica de cocina tailandesa que desarrollan, ellas hablan con fuerza sobre la industria. Y lo más importante es que no se quedan en palabras: actúan.

SIAM THAI | Av. Italia 1139, Providencia, se ha ganado un espacio indiscutible entre los mejores bares de Chile y por una gastronomía creativa de inspiración Thai
Este mes de abril celebran nueve años de una aventura culinaria que ha crecido junto a ellas desde la autogestión y el aprendizaje constante. El aniversario las encuentra en un gran momento: recientemente, la decimonovena edición de los Spirited Awards, organizados por Tales of the Cocktail Foundation, seleccionó a Siam Thai entre los diez mejores de la categoría Best International Restaurant Bar – Latin America & Caribbean. Este reconocimiento se suma al obtenido en febrero pasado, cuando el restaurante fue incluido en 50 Best Discovery, la prestigiosa guía internacional que destaca experiencias gastronómicas excepcionales alrededor del mundo. “Lo tomo como una consolidación por todos los años que llevamos. La gente que vota es de Chile y de diferentes países del mundo, ellos miran a Siam Thai con esa perspectiva, con los ojos de alguien que ha viajado. Entonces, esta premiación habla de que este es un buen lugar para comer y beber bien”, dice Karla. El reconocimiento, además, ofrece la oportunidad para visibilizar aún más la propuesta, acota Beatriz.
Carismáticas y cómplices, directas y acogedoras, Karla Martínez y Beatriz Solari –Karla y Bea–, las dueñas de Siam Thai, son anfitrionas que transmiten en todo momento la pasión que sienten por su trabajo.

Hasta Siam Thai llega variado público para disfrutar de una experiencia guiada de coctelería de autor y cocina thai, el lugar tiene un puesto ganado en la escena gastronómica capitalina y sus propietarias también. No se definen con etiquetas, pero sí se mueven con claras convicciones: “Siento que representamos mujeres con energía de hacer cosas nuevas y lo mejor posible, de manera responsable con el entorno, con el equipo y la industria. ¿Qué significa eso? Tener buena comunicación con el resto de los bares, con la gente que provee, con los periodistas, con todo. Tenemos que impulsar el turismo en Chile, y para eso debe haber gente comprometida como nosotras, queriendo dar todo de sí para lograrlo”, explica Karla. Por su parte, Beatriz afirma que se consideran restauranteras en el sentido amplio del término: “Implica emprender, operar, estar presentes en la hospitalidad y también saber hacer todo dentro del restaurante. Crear experiencias, no solo platos”. Karla, por ejemplo, comenzó el proyecto como cocinera, y aunque la cocina de Siam Thai está liderada desde hace años por Luis Gutiérrez, la empresaria no se aleja del fuego: retorna en ocasiones especiales como eventos privados o presentaciones para medios.
“No sé si me considero chef, pero sí cocino ciertos platos de la cocina tailandesa. Soy más empresaria, pero como buena empresaria tengo que saber hacer de todo”, dice con gracia, dando cuenta de que junto a su compañera tiene una visión integral del negocio y lo lleva con la energía de quienes no le hacen el quite a nada: “No le hacemos asco a la pega, como buenas emprendedoras”, recalcan.

SABOR TRADICIONAL Y EL BUEN GUSTO DE LA FUSIÓN
Karla Martínez aprendió a cocinar platos tradicionales de Tailandia de la mano de Tipyapa Paipong, chef tailandesa que trajo consigo el sabor auténtico del sudeste asiático al primer Siam Thai, un local situado en calle Salvador, casi en la esquina con Av. Bilbao. La cocinera le compartió recetas, técnicas y secretos de la cocina de su tierra, y ese sabor original sigue siendo el corazón de Siam Thai, aun cuando, y al paso del tiempo, las empresarias entendieron que la tradición puede complementarse con propuestas originales. Así fue como a Siam Thai llegaron las fusiones: toques creativos que hacen que el menú respire frescura sin traicionar raíces. Luis Gutiérrez es el encargado de aquello y se sumó a la aventura de esta cocina thai desde el inicio. Formado en un liceo técnico tiene un talento autodidacta que deslumbra. “Conoce tan bien los sabores thais que a veces me sorprende”, dice Karla, todavía admirada.
Recientemente, la decimonovena edición de los Spirited Awards, organizados por Tales of the Cocktail Foundation, seleccionó a Siam Thai entre los diez mejores de la categoría Best International Restaurant Bar - Latin America & Caribbean. Este reconocimiento se suma al obtenido en febrero pasado, cuando el restaurante fue incluido en 50 Best Discovery, la prestigiosa guía internacional que destaca experiencias gastronómicas excepcionales alrededor del mundo.
En la carta, que procura tener insumos de estación y presenta entradas, curries, sopas, especialidades y sándwiches, la invitación es a compartir los platos. Algunos son inamovibles como el pad thai, que no es cualquier versión, responde a una receta muy específica, de una zona particular de Tailandia. También hay creaciones como Daw Siam Res, con láminas de lomo de filete y fideos de porotos salteados con cebolla, zanahoria, salsa de soya, ají puta madre y una reducción de anís estrellado, además de toques de albahaca, rabanitos y decoración de papel de arroz comestible. Al igual que todas las propuestas de fusión, esta surge de la creatividad y adaptación de ingredientes locales a la cocina tailandesa. Con esta mezcla, el restaurante tiene todavía más identidad, dicen las socias. “Otra clave es que aquí hay una
promesa sencilla pero poderosa: comida rica, reconfortante, que uno quiere volver a probar”, precisa Karla.
En los postres, otra vez se apuesta por la creatividad. Más que seguir recetas típicas tailandesas, la inspiración está en los ingredientes y sabores. Aquí figuran opciones como Perlas de tapioca, presentes desde la primera carta, y una original torta de chocolate picante. También han apostado por evocaciones locales como una leche asada de coco (Coco Maw Kaeng), y colaboración con otros emprendedores, como el sorbete de coco y lima de Camila Fiol.
UN VIAJE HACIA EL ORIGEN
Siam Thai tiene tres espacios diferentes en sintonía con la idea de ser un lugar capaz de brindar distintas experiencias: cuenta con un salón cerrado, una terraza y una sala doble altura junto a una llamativa barra. En la propuesta estética se mezclan atmósferas y destaca la evocación de un patio tailandés: ambiente tropical con plantas y lámparas de cestería. Elementos como baldosas antiguas, luz natural e íntima, muros de antiguos ladrillos a la vista, muebles y utensilios vintage completan la propuesta general. “Nunca hemos querido que el restaurante parezca Tailandia. Podríamos estar en Bangkok, pero también en un bar de Nueva York”, dice Beatriz.
“No sé si me considero chef, pero sí cocino ciertos platos de la cocina tailandesa. Soy más empresaria, pero como buena empresaria tengo que saber hacer de todo”, dice con gracia, dando cuenta de que junto a su compañera tiene una visión integral del negocio y lo lleva con la energía de quienes no le hacen el quite a nada: “No le hacemos asco a la pega, como buenas emprendedoras”, manifiesta Karla Martínez.
Pero antes de llegar a todo esto hubo un entretenido camino. En el inicio del proyecto gastronómico que reúne a Beatriz y Karla figura Siam Thai como una picada de comida tailandesa, donde la chef Tipyapa Paipong aportó autenticidad a la carta. Por entonces, Karla era una periodista de 27 años que hace poco había llegado desde Valdivia y trabajaba ahí como garzona. No tenía vínculos previos con la cultura de Tailandia, pero algo se encendió en ella entre platos de sabores y aromas exóticos, fue por eso por lo que, cuando las dueñas de aquel negocio decidieron cerrar, tras la partida de Paipong, Karla se hizo cargo del negocio: “Sentía que mi creatividad se perdía trabajando en una oficina. Me entretenía en el restaurante, fidelizaba clientes. Me pregunté: ¿por qué no dedicarme a esto?” Sin más, con determinación, pidió un crédito, adquirió el derecho de llaves y conservó el nombre: “Lo vi como comprarse un auto sin seguro y que te lo choquen; esa era la pérdida máxima”.
Era 2016. En las mañanas trabajaba como periodista y en las tardes se hacía cargo del restaurante. Así hasta que, pocos meses después, un amago de incendio llevó al dueño del local a cancelar el contrato. Dos días más tarde, Álvaro Escobar, dueño de una propiedad en Barrio Italia, le ofreció en arriendo un local.
“Siempre me gustó la onda del barrio, sus bares, su aire under. Entonces era un lugar con mucho potencial”, cuenta Karla haciendo memoria de cómo arribó a la actual ubicación de Siam Thai. Aceptó el trato que le ofrecieron, pero no tenía patente de cocina y mientras conseguía el permiso aprovechó de acondicionar el espacio. Trabajaba con el apoyo de Beatriz y la ayuda de un arquitecto amigo. De este modo llegó 2017 y, con papeles al día, Siam Thai reabrió en Barrio Italia como un restaurante para 32 personas que mantuvo su esencia gastronómica.
El éxito fue inmediato y pronto surgió la oportunidad de expandirse con una barra. Tras un intento fallido con otro empresario, Karla propuso a Beatriz convertirse en su socia. Ella aceptó y, luego de obtener la patente de alcoholes, abrieron la barra. Más tarde, superada la pandemia, Siam Thai siguió creciendo: se expandieron hacia el patio interior de la propiedad –área que antes ocupaba el Teatro de la Aurora–, trasladaron la cocina al antiguo salón y sumaron los espacios que hoy les permiten recibir más de cien comensales, entre 130 y 140.
MIXOLOGÍA THAI
La barra de Siam Thai sobresale por su cuidada propuesta estética y operacional. Curiosamente, el concepto de bar no estaba en los planes: surgió cuando Karla y Beatriz obtuvieron la patente de alcohol y se preguntaron: ¿y ahora qué ofrecemos?
Ahí comenzó la aventura. Se inspiraron en restaurantes con cócteles propios, sin conocer aún términos como mixología. “Para nosotras eran nuestros propios tragos, así de simple”, recuerda Beatriz. Con entusiasmo y poca experiencia, contrataron al primer bartender que apareció, pero no funcionó. Entonces vino la asesoría, la investigación y la decisión de profesionalizarse, y se inscribieron en Bar Academy. “No queríamos que nos metieran el dedo en la boca”, dice Karla. “Yo ya conocía la cocina, pero la barra era otro mundo. Le dije a Bea: ¿Estudiemos? Y nos lanzamos”.

La barra de Siam Thai sobresale por su cuidada propuesta estética y operacional. Curiosamente, el concepto de bar no estaba en los planes: surgió cuando Karla y Beatriz obtuvieron la patente de alcohol y se preguntaron: ¿y ahora qué ofrecemos?.
Así crearon una primera carta con sabores thai que dieron lugar a opciones como spritz de sandía, tragos con chocolate y mezclas poco comunes. Así nació el restobar.
Con el tiempo, la barra atrajo a bartenders profesionales, como Javier Ríos, quien ha participado en torneos internacionales y consolidó la coctelería de autor thai, elevando la propuesta. Liderando el equipo de barra en Siam Thai, trabaja con libertad creativa y un concepto claro; aquí los bartenders proponen, Karla y Beatriz afinan. En la propuesta también se reinterpretan clásicos, siempre con el sello Siam, por ejemplo, gracias a syrups especiados con cardamomo y anís. “La gente se sorprendía con la experiencia de sabor, para el cliente era mágico”, recuerda Karla cuando rememora. La evolución ha sido pujante y han creado cartas temáticas: de flores, arcanos mayores del Tarot y, en septiembre de 2024, una dedicada a piedras preciosas donde figuran alternativas como Esmeralda, aperitivo frutal que incluye una hoja de albahaca fresca y un goma de licor de frutas; o Amatista, cóctel floral y herbal con pisco transparente, vino pinot noir, Earl Grey, syrup de bergamota y calafate.
VIDA Y PERSPECTIVAS COMPARTIDAS
Beatriz y Karla no solamente son socias en Siam Thai, también son pareja. Juntas han recorrido el desafiante camino de emprender y ser familia. Beatriz, actriz de formación, halló en la gastronomía una vocación inesperada: “Encontré un mundo que no sabía que me encantaba. Y superó totalmente mis expectativas”. En un aprendizaje constante, al paso de los años se ha profesionalizado y convertido su rol de empresaria en parte de su vida. “Este trabajo es 24/7, hay que estar todo el tiempo pendiente, es casi un estilo de vida. Sería muy difícil con alguien que se dedicara a otra cosa”, dice cuando comenta cómo es trabajar con Karla. Establecer límites entre lo profesional y lo personal ha sido clave, y complejo. En ocasiones ha sido difícil entender en qué punto se deja de trabajar y se está siendo la pareja, reflexiona. Por eso, aprendieron a dividir tareas y reconocer fortalezas. Aunque todo lo conversan, Beatriz se ocupa de temas administrativos y relaciones comerciales, mientras Karla lidera la comunicación y la proyección del proyecto. Estética y decoración la definen juntas.
“Este es como nuestro hijo”, dice Beatriz cuando resume cómo sienten a Siam Thai. Tal vez, por eso aseguran que trabajar en lo mismo tiene más ventajas que dificultades. Las que existen las han sabido sobrellevar, por ejemplo, logrando espacios de desconexión. “Tenemos nuestros perros, y esa vida de casa es como nuestro templo”, cuenta Karla.
Beatriz y Karla comparten casi todo, también una visión sobre la industria: para ellas la hospitalidad es una sola, desde el agricultor hasta quien disfruta el plato. Con esa línea, impulsan el turismo local integrando gastronomía, coctelería y cultura. “En Chile hay experiencias gastronómicas brutales, pero necesitamos mostrarlas al mundo”, recalca Karla. Reconocen, sin embargo, falencias del sector, como la ausencia de escuelas de servicio, algo que afecta a sueldos y ambiente laboral.
Beatriz y Karla no solamente son socias en Siam Thai, también son pareja. Juntas han recorrido el desafiante camino de emprender y ser familia. Beatriz, actriz de formación, halló en la gastronomía una vocación inesperada: “Encontré un mundo que no sabía que me encantaba. Y superó totalmente mis expectativas”.
Con honestidad, también reconocen errores. “Abrimos Esperancita como un proyecto aparte y no nos fue bien”, afirma Karla, refiriéndose al proyecto de fuente de soda estilo popular que instalaron brevemente en Providencia. Aunque no funcionó, no descartan nuevos desafíos. Siam Thai ha crecido con créditos, ahorros y utilidades, pero el interés internacional que han sentido les anima a considerar inversores, tal vez, para abrir Siam Thai en otros puntos de Latinoamérica.
Estas empresarias saben que las observan y en el ámbito local sienten que eso no siempre ha ocurrido con buenos ojos. “Nos criticaron porque no somos bartenders ni cocineras, porque no hemos estudiado en ninguna escuela”, afirma Karla, pese a haber cursado un magíster en innovación y dirección de restaurantes en la Universidad de Barcelona.
Hablan con convicción y no eluden temas, menos el de género en el rubro. “Lo entretenido de nosotras es que no hay nada que no le hayamos dicho en la cara a la gente (…) Aquí hay un tema entre hombres y mujeres de la industria, es realmente impresionante. Realmente hay como una cofradía. No están tan presentes en iniciativas de mujeres”, opina Karla. “Por eso, las mujeres tenemos que unirnos”, añade Beatriz. Es así como ambas impulsan Convención de Maestras, un espacio para visibilizar a mujeres en la hospitalidad que hoy se orienta también a los hombres, “para que ellos también nos escuchen”, dicen.
AUTÉNTICAS Y CREATIVAS
“Amo todo lo que venga de Tailandia”, confiesa Karla. Viajar hasta allá era un anhelo constante, pero no fue hasta hace poco que ella y Beatriz lograron cumplir ese sueño. Después de un viaje romántico por Europa y tres años de trabajo sin pausas, finalmente, a fines del año antepasado, llegaron a tierras tailandesas. Conectaron especialmente con Bangkok, donde no solo encontraron inspiración, sino que también confirmaron que lo que hacen en su restobar tiene identidad y valor.
“Nos inspiró su autenticidad, cómo no temen ser distintos”, dice Beatriz respeto de la cultura tailandesa. “Lo más importante es cuidar la identidad, tener libertad para crear y proyectar lo que realmente somos”, complementa Karla, aludiendo a lo que están haciendo en su restaurante.
Durante su aventura, tomaron un curso de cocina, recorrieron mercados y se sumergieron en la vibrante escena bohemia y gastronómica de este país del Sudeste Asiático. De ahí nació la idea de replicar la Full Moon Party en su espacio de Barrio Italia: una fiesta temática con fuegos, cocina en vivo y coctelería que ya han hecho en tres ediciones. La cuarta contará con un invitado internacional.
Fieles a ese camino creativo y dinámico, hoy están trabajando para un nuevo espacio dentro de Siam Thai: parte del primer salón del restaurante se transformará en un punto íntimo de fine dining, diseñado para un grupo reducido de hasta cuatro personas. Disponible desde septiembre, Karla y Beatriz explican que esta propuesta responde al carácter dinámico y sorprendente del restobar, siempre enfocado en ofrecer experiencias nuevas y memorables.
Siam Thai
- Av. Italia 1139, Providencia
- Correo: hola@siamthai.cl
- Horarios:
- Lunes a jueves de 18:30 a 00:00 hrs.
- Viernes de 13:30 a 01:30 hrs.
- Sábado de 13:00 a 00:00 hrs.
- Domingo de 13:00 A 17:00 hrs.
- Instagram (@siamthaichile)