Cristianito e Dios…es una frase que me quedó en la retina del vocabulario en Quellón, se utilizaba en las fiestas, en las conversaciones, en las salidas picantes, mientras se bailaban periconas, cuecas y sajurianas.
Cuando comenzamos a vislumbrar, dentro de nuestra ilustrada ignorancia, que la competencia de la que tanto nos hablaron, era buena solo para unos pocos, recién entendimos que solo debemos competir con nosotros mismos por ser cada día un poco mejores. Que la otra aísla, crea cercos, zanjas, desconfianzas temores, miedos, que finalmente es el alimento de la ignorancia, y la falta de reflexión. Y tanto se ha abusado de este alimento feroz, haciéndole creer al otro algo que no es, perteneciente a un lugar que no puede habitar, pero siente que ahí pertenece, desconociendo su origen y su propio sustrato humano.
Mi amigo hermano, Mauricio Pérez “El Kiltro” indiscutido líder de Cocineros en Movimiento, me invitó para ir a Quellón, al FEGASQUE 2021, asisten cocineros de todo el país, otros de afuera, pero todos con ganas de aportar lo que saben, van profesores de gastronomía porque la mayor razón del viaje es dar clases en el Liceo Rayen Mapu, en donde la mayoría de los alumnos necesita conocer otras realidades, otras visiones, para salir de sus círculos de desesperanza aprendida.
Partimos con buenas señales un hermoso arcoíris nos acompañó en el cruce del canal de Chacao, la lluvia se detuvo durante la tarde mientras llegábamos a Castro de ahí a Quellón, disfrutando esos paisajes increíbles.
Nos empezamos a conocer los cocineros poco a poco, en nuestras conversaciones. Supimos de donde veníamos quienes éramos profesionalmente. Fue hermoso escuchar nuestras historias, o como la de Elba que venía de Colombia, había aparecido en el libro MÍ mesa es TU mesa, alegre, conversadora, gran cocinera, colorida.
Los Cocineros en Movimiento, son seres extraordinarios, a diferencias de la mayoría de las organizaciones que conozco y pertenezco, ellos no se reúnen en forma permanente, sino que actúan sobre objetivos que tienen que ver con el bien común, la solidaridad y el respeto al otro. Su indiscutido líder Mauricio Pérez, el Kiltro, que es el nombre de su restaurante, fue en esta pandemia el restaurante que diariamente alimentó a miles de personas, convirtiéndolo también en una olla solidaria, no podría ser de otra manera que a su voz de tenemos FEGASQUE 2021 se escuchara a través del país y fuera de este ¡Oído Chef!, y desde el norte desértico al sur austral aparecieran los cocineros para colaborar.
Del norte llegó Gabriela Torres, cocinera de la tercera región, lugar minero, colla, ella dulce como la miel, siempre preocupada de todos, si se habían alimentado, porque siempre estaba pensando en sus colegas.
Perla Gómez, de Valparaíso dueña del emprendimiento, empanadas mestizas, promotora del consumo de platos tradicionales, lúcida, amable, infatigable.
Alicia Rodríguez, profesora de gastronomía con su cocina en base a plantas, algas, hongos, flores de la huerta. Dueña de una energía increíble
El sabor creole de Lianique Evariste de Haití, joven cocinera trayendo la experiencia migrante de la cocina creole.
Cristian Carrasco, cocina de innovación y nuevas tecnologías. Creo que era el más joven de todos.
Manuel Zarate, “el brujo”, cocina de antaño con un toque de magia y nostalgia de una cocina que yace en nuestra memoria.
Daniel Duarte con la cocina del Bío Bío, Hualpén, profesor de gastronomía, con sus preparaciones con pescada seca. Generoso atento siempre dispuesto.
Luis Álamo, con su cocina de raíces palestinas migrantes, desde el norte verde.
Yin – Sun Yoo con su preciosa cocina asiática- japonesa, su serenidad y amabilidad.
Carlos Lagos, con su conocimiento de embutidos, y cocina chilena tradicional, perniles, arrollados longanizas desde La Calera.
Cada uno de nosotros durante un día, entregamos nuestros conocimientos técnicos, experiencias, historias de vidas de cocineros, a los jóvenes del Liceo Rayen Mapu. Tratando de entregarles herramientas de fuerza, valentía y esperanza de un futuro digno.
Mientras el resto participábamos con la comunidad ollas solidarias, el sándwich de 500 metros, cocinas con las hortaliceras, nuestros días aun partiendo temprano se hacían cortos.
Nada puede ser más enriquecedor para el ser humano, que pensar en los otros, todos teníamos claro que si algo se quiere cambiar para construir una sociedad más justa y solidaria se debe partir por algo, por nosotros mismos, la mayoría de las veces.
Visitamos un par de comunidades Mapuches Huilliches, fuimos recibidos con el cariño y afecto de amigos, conocimos lugares maravillosos de selvas húmedas con una biodiversidad que ha entregado la vida y el sustento a quienes viven en estas comunidades, lugares aún con aguas cristalinas y producción de alimento que solo permite la pesca racional de los ciclos impuestos por la naturaleza, sentirse parte de la naturaleza y no dueño de ella es fundamental para entender y mitigar el momento que vive hoy la humanidad, y para entender también la cosmovisión de nuestros pueblos originarios.
Conocimos empresas como MAROA, cuyo dueño es el bastión fundamental para el desarrollo de FEGASQUE, él, como los grandes personajes realiza una actividad silenciosa y fructífera por los otros, sobre todo por los que más lo necesitan, sin reconocimientos, sin decirlo.
Creo que todos volvimos con otra mirada, del mundo en que vivimos y de nuestra propia patria, los que realmente sirven y están cambiando el mundo no están en las encuestas, sino que en el trabajo silencioso de pensar en los otros como legítimos otros.
Cristianito e Dios, tan poco que cuesta hablar, casi siempre por boca de ganso, y tan hermoso que es el hacer, hoy cuando todo pareciera indicarnos, que, el destino del hombre tiene que ver con nuestra fraternidad, solidaridad, respeto por el otro, FEGASQUE fue un ejemplo en esta V versión.