Café con masitas, como en Buenos Aires

Almacén de Sabores

Café con masitas, como en Buenos Aires

Esta postal argentina en Vitacura podría estar cerca de la Avenida de Mayo o en un tranquilo rincón de La Recoleta; pero funciona en la santiaguina Vitacura, frente al Centro comercial Los Cobres. Por eso, allí una medialuna tiene sabor a vacaciones

Para el sarcástico escritor británico Oscar Wilde, la única diferencia que separa a sus compatriotas de los estadounidenses, es el idioma. Algo similar nos ocurre en Chile con los demás países de habla hispana. Una muestra: después de veinte años de vivir en Chile, Karina Trentini, argentina bonaerense, sigue llamando “manteca” al producto que los locales denominamos “mantequilla”.

No obstante, ha conseguido en cambio una comprensión tan clara sobre las tentaciones que tenemos los chilenos, que inauguró con su hermana Virginia el Almacén de Sabores. En Vitacura, al costado poniente de Los Cobres, instaló un local de café y pasteles abierto de lunes a viernes de 9 a 18 horas (ver página web). Para tomar desayuno, juntarse con alguien a conversar un pastel, comer un sándwich o incluso reposar un brunch. En sus “entre panes” incluye ave palta, sandwich gourmet serrano, de atún, y un croissant de salmón ahumado que entusiasma con la sola mención.

De acuerdo con la evolución de las cuarentenas piensan diseñar un menú que cambie diariamente, pensando en el público del sector. De inmaculada presentación, el espacio permite acortar el día con un par de diálogos y un buen café, una medialuna recién hecha, un cuadrado de pastafrola o los alfajores con maicena. “Por eso, al morder uno, te llevas inmediatamente el sabor de Argentina” afirma Karina.

La empresaria cree que sólo se conoce la identidad de su país si se ha participado en un auténtico asado pampero (sin límite en la cantidad de carne), se han saboreado las empanadas del Atlántico (aunque cada provincia tiene la suya, coinciden en la masa delgada, de contundente y compacto relleno) e, inevitablemente, se ha gozado del encanto memorable del dulce de leche.

SURTIDO DE SABORES

El surtido argentino de pasteles y bollería se enorgullece de sus medialunas, versión algo más casera que el croissant. También de sus atractivos alfajores. Y de una larga serie de prolija repostería familiar, cultivada por generaciones de madres hacendosas. Golosinas que tienen orígenes tan diversos como las oleadas de migrantes llegadas en diversas épocas a Argentina. Nación que se constituyó, por geografía y potencial, en puerta de ingreso de América del Sur para infinidad de familias que venían desde Europa.

Almacén de Sabores ha desarrollado una lista de ofertas que vale la pena revisar. Por cierto, con un listado de tortas para diez o veinte personas: merengada, Rogel, brownie, selva negra, tres leches entre otras. Pero además pusieron en circulación cajitas que tanto pueden contener un mix de alfajores como minibocadillos, o un surtido de bocadillos dulces. El detalle, incluidos los precios, se encuentra en su página web y en las redes sociales.

De inmaculada presentación, el espacio permite acortar el día con un par de diálogos y un buen café, una medialuna recién hecha, un cuadrado de pastafrola o los alfajores con maicena. “Por eso, al morder uno, te llevas inmediatamente el sabor de Argentina” afirma Karina

En el establecimiento ofrecen distintos tipos de desayuno y meriendas, para que cada uno elija las combinaciones de productos que le apetezcan.

Una de las condiciones que las empresarias se pusieron como exigencia básica para crear este singular negocio fue la buena calidad de ingredientes. En este caso, artículos como la mantequilla, que determina la calidad de sus productos de delicadas masas. Y por cierto el cacao, que debe ser óptimo.

Porque este local no es una venta de pasteles, sino que funciona como un oasis, un punto de encuentro social para tomar aliento. Concepto del Viejo Mundo que siempre ha reconocido la recarga de energía que significa disfrutar un buen café, en Italia, o convertir la repostería en arte, como en Francia o Austria. Como confirmación a sus predicciones, apenas se autorizó la ocupación de terrazas con aforo reducido, las hermanas Trentini descubrieron con satisfacción que la clientela comenzó a llegar. Y a repetir sus visitas.

Para que no haya la posibilidad de un error en los sabores de sus productos, la masa hojaldrade para las empanadas y su legítimo dulce de leche (para nosotros, manjar blanco) son productos que traen directamente del Atlántico. Para que cada visitante juzgue. Y la idea no es sólo despertar recuerdos en los argentinos residentes, sino iniciar a la clientela local en el insospechado atractivo de compartir y fraccionar el día de trabajo con un encuentro en la mesita de café, como es hábito tradicional en el país vecino.

EN PANDEMIA

En vez de lamentarse, las dos hermanas aprovecharon las cuarentenas para construir esta impecable cafetería y pastelería. Abrió a fines del año pasado. El diseño es de líneas sencillas y buena visibilidad. Con aforo limitado la capacidad alcanza adecuadamente para una veintena de personas. Cuentan con una sala de ventas impecable, de amplios mesones con tentadoras golosinas, debidamente envasadas para su total asepsia.

Karina administra el Almacén. Su hermana Virginia, pastelera que llegó hace sólo cuatro años a nuestro país, explica el enfoque de su especialidad: “estamos trabajando con pastelería de vitrina, ofreciendo versiones pequeñas –que llamamos mono porción– de una torta más grande.  Este sistema permite comer menos, pero también da la posibilidad de probar varios tipos diferentes de una vez.  Por supuesto requiere más trabajo, pero vale la pena ofrecer mayor variedad. Además de la pastelería que vino de Europa y se acostumbra en Argentina, estamos agregando los productos locales favoritos y todos los que el público solicita. Siempre tenemos novedades”. Por los medios sociales mantienen contacto con sus adeptos. Su oferta es muy amplia.

Y la idea no es sólo despertar recuerdos en los argentinos residentes, sino iniciar a la clientela local en el insospechado atractivo de compartir y fraccionar el día de trabajo con un encuentro en la mesita de café

Y lo demuestran las bolsitas pulcramente exhibidas en su salón, donde agregaron versiones de tres leches y selva negra. Y mucha bollería, con palmeras, madeleine, financier (esos bollitos con harina de almendras que, aseguran, se inventaron para que los ejecutivos de finanzas no se ensuciaran los dedos). Y mucho más.

Hay otra característica que sorprende gratamente. El Almacén de Sabores resplandece, como si lo acabaran de inaugurar hace pocos minutos. Habitualmente no se habla de la pulcritud de un negocio, porque es la condición básica para que exista. Un recorrido entre bastidores de la maquinaria de producción y conservación de los productos causa realmente admiración. En vez de lamentar la espera para funcionar, las hermanas Trentini diseñaron un lugar nítido y de eficiente circulación. En un espacio en forma de U dispusieron sus equipos enfriadores rápidos, heladoras, hornos, laminadoras, además de los mesones de trabajo e instalaciones para el personal, oficinas y servicios. Y lo mantienen con tan encomiable limpieza en cualquier momento.  La fórmula es simple: “se trabaja, se limpia, se desinfecta.  Y se empieza todo de nuevo, cada vez”, señala Virginia.

Precisamente ese punto de vista de las sutiles diferencias que ha caracterizado el estilo de vida bonaerense –que tradicionalmente ha sabido disfrutar de la vida, de las pequeñas cosas que las hacen llevadera, – es el plus que el Almacén de Sabores aporta al sector comercial de Los Cobres.

Mientras las tendencias relativas a comidas buscan la rapidez, que simbolizan las comidas en mesones, en carros y motors trucks, con versiones como la urgencia del shawarma y de la comida callejera mundial, de la pizza y el sushi a domicilio, este local evoca el tiempo tranquilo donde alguien toma lentamente un café, o lee el diario, o goza con el sencillo sabor de un bocado.

Tal vez sin proponérselo, este acogedor local ofrece una alternativa a quienes echan de menos los años en que la gente de trabajo en la ciudad era capaz de asomarse al ritmo humano de vivir, dentro del torbellino de la actividad moderna. 

Almacén de Sabores

Embajador Doussinague 1760, Vitacura
Horario: lunes a viernes de 09 a 18 hrs.
Instagram: @almacendesabores.cl
Web: www.almacendesabores.cl/

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