Bajo la lupa

Sommelier de Té y Tea Blender certificada por Tea Institute Latinoamérica y El Club del Té.
Con instrucción en la Ceremonia Japonesa del Té, otorgada por MOA Chile.
Asesora para la marca Kombuchacha y miembro del Equipo de Colaboradores de Tea Institute Latinoamérica.

Es muy probable que en cada hogar chileno exista una caja de bolsitas de té guardada en la despensa. Nos han acompañado por décadas entregándonos una forma simple de preparar esta infusión. Pero, ¿será que están aportando algo más que té en nuestras tazas?

Una de las muchas cosas agradables de la cultura del té es su versatilidad y la posibilidad de disfrutar esta bebida de múltiples maneras. Encontramos así a quienes construyen su propio ritual alrededor de las hojas sueltas o a granel, disfrutando todo el proceso de preparación. Y, por otra parte, están aquellos que prefieren las llamadas “bolsitas”, un práctico formato que permite preparar la infusión de forma rápida, directamente en la taza o incluso en la tetera, sin necesidad de infusores.

 Las bolsitas nacieron -según cuenta la historia del té- a partir de una confusión. Se dice que, en el año 1908, un comerciante de té llamado Thomas Sullivan, empacó muestras de hojas en pequeños sacos de seda para enviárselas a potenciales clientes. Los destinatarios, sin saber qué hacer con los saquitos, los sumergieron en agua caliente, pensando que esa era su finalidad, y quedaron encantados con lo fácil que era descartar las hojas de té una vez remojadas. Nació así una versión rudimentaria de la bolsita de té que con el tiempo Sullivan perfeccionó, reemplazando la seda por gasa.

 Debido a esta historia, Sullivan es considerado como el creador de este formato. Sin embargo, lo cierto es que en el año 1903 dos mujeres – Roberta C. Lawson y Mary McLaren – ya habían diseñado y patentado una bolsa de tela, que llamaron “the leaf holder” (“el porta hojas”). Lamentablemente, no hay mayor información acerca de su trabajo y nunca lograron alcanzar el reconocimiento general por él.

Sea como sea, hoy en día las bolsitas de té se han extendido por todo el mundo como una forma sencilla de preparar esta bebida y, con los años, la seda y la gasa han sido reemplazadas por materiales como el papel y diversos tipos de plástico de grado alimentario. De esta forma, los amantes del té pueden disfrutar de su infusión favorita en tan sólo un par de minutos y en cualquier lugar, con una mínima cantidad de implementos.

No obstante, hay un tema que ha ido cobrando fuerza de manera paulatina en los últimos años y que bien podría desincentivar a quienes utilizan bolsitas o, al menos, volverlos más rigurosos a la hora de elegirlas.

En 2021 se realizó un estudio por la Universidad de Sakarya en Turquía, dirigido por la doctora Meral Yurtsever, en que se reveló que una sola bolsita de té podía liberar alrededor de 13.000 partículas de microplásticos en el agua (“Are nonwoven fabrics used in foods made of cellulose or plastic? Cellulose/plastic separation by using Schweizer’s reagent and analysis based on a sample of tea bags”). La investigación se enfocó en 11 bolsas individuales de té así como 11 bolsas para tetera, de diversas marcas, algunas de ellas hechas con celulosa y otras a partir de tejidos con adición de plástico. Se comprobó que la mayoría de ellas liberó microplásticos.

Lo anterior nos remonta a otro estudio, conducido por la Universidad McGill de Canadá en 2019 (“Plastic Teabags Release Billions of Microparticles and Nanoparticles into Tea”). En este caso, luego de sumergir en agua caliente 4 saquitos de té de distintas marcas, se constató la liberación de 11.6 billones de partículas de microplásticos y 3.1 billones de nanoplásticos. Con posterioridad, se administró pequeñas dosis de dichas partículas a unos organismos milimétricos llamados Daphnia Magna, observando anormalidades anatómicas y de comportamiento en ellos luego del proceso.

De todas formas, todavía no se sabe con certeza qué efectos puede producir la liberación de estos plásticos en el agua en relación con los seres humanos, por lo que se requiere la realización de más estudios al respecto.

Lo que sí está claro es que no es indiferente el material de confección de las cotidianas bolsitas de té y aquellos asiduos a ellas probablemente deberán estar atentos a los avances de la ciencia en este campo, para estar seguros de que lo que consumen se trata exclusivamente de la infusión de la Camellia Sinensis, y nada más.