Una barra para gozar junto a cocina de inspiración callejera

Bar La Providencia

Una barra para gozar junto a cocina de inspiración callejera

Pensada para un público variado que busca vivir una experiencia diferente, la oferta de este lugar da gran relevancia a la coctelería de autor. Es así como desde hace meses prepara una renovada carta de tragos y se alista para sorprender con un espacio íntimo y de atmósfera atemporal, el Salón Rojo.
Su cocina, que no se queda atrás en dedicación, se inspira en recetas de sabores callejeros, platos que llevan una vuelta de tuerca capaz de hacerlos tan originales como cuidadosamente preparados gracias a la calidad de sus ingredientes.
Atentos a los desafíos del mercado actual, los socios de Bar La Providencia inauguraron su segundo local con amplia terraza, y adaptaron algunos de sus cócteles y preparaciones para replicar en casa la experiencia de sabor y diseño con la que han definido su personalidad.

La cultura de la comida callejera tiene una particular expresión en el concepto gastronómico que Bar La Providencia desarrolla en sus dos espacios, ambos situados estratégicamente lejos de polos gastronómicos, porque aquí la apuesta es convertirse en el local favorito del barrio, ése tan cercano que al comensal se le saluda por el nombre, aquel donde el bartender o los garzones conocen cócteles y platos favoritos de su clientela. Así lo describe la diseñadora Paula Nazal, socia de este bar y restaurante junto a Daniel Hernández, también diseñador, y a Eduardo Cid, quien está vinculado al mundo gastronómico desde los 18 años, llegando incluso a montar su propia cafetería, previo a la apertura de este restobar.

 

La historia en conjunto de los tres empresarios comenzó cuando, unidos por la idea de crear un negocio, pensaron en un carrito de churros. Sin embargo, las exigencias y desafíos asociados a ese tipo de empresa llevaron a descartar esa posibilidad. Maduraron propuestas y, finalmente, en 2018, abrieron las puertas de La Providencia en Avenida Bilbao, acogiendo el propósito de crear un bar como el que a ellos les gustaría encontrar. Paula Nazal cuenta que para conseguir aquello pusieron especial foco en que la atención “fuera agradable, no necesariamente formal, pero tampoco relajada”. También buscaron un lugar acorde a lo que se estaba ofreciendo y se ocuparon de que los cócteles y platos alcanzaran alto nivel en cuanto a ingredientes y sabores, pero sin perder sencillez. “No estábamos buscando hacer una cocina y una coctelería sofisticada, sino sencilla, sabrosa y bonita”, agrega la diseñadora.

Siguiendo, tal vez, la inspiración de aquel carrito de churros que fue la idea inicial, su propuesta gastronómica la desarrollaron –como se dijo al principio– en torno a la comida callejera, y lo hicieron sin limitarse a sabores o recetas de un país o región, sino que, tomando preparaciones de diferentes países, incluido Chile. No obstante, también es cierto que puede haber cierta preponderancia o experticia respecto de sabores orientales a partir del trabajo del chef Rómulo Rodríguez, profesional a cargo de la cocina, quien en su infancia compartió mucho junto a una familia asiática, aprendiendo aspectos de su cultura culinaria.

Vale destacar que en cada plato del bar y restaurante siempre existe un sello original, algo que queda más claro graficándolo de este modo: son platos que podrían venderse en un carrito, pero que se escapan de aquello a partir de la calidad de los ingredientes ocupados y de la presentación. En esto último destaca la vajilla y la cuchillería, piezas que Paula Nazal busca continuamente una a una, por ejemplo, en el Persa Biobío y en el centro de la capital, siempre productos antiguos que le dan personalidad y gran valor estético a cada receta.

 

Vale destacar que en cada plato del bar y restaurante siempre existe un sello original, algo que queda más claro graficándolo de este modo: son platos que podrían venderse en un carrito, pero que se escapan de aquello a partir de la calidad de los ingredientes ocupados y de la presentación

 

 

Ejemplos concretos que reúnen los conceptos de la cocina de Bar La Providencia pueden ser Choritos al Roquefort, Plátanos al plato, acompañamiento hecho con la fruta bien madura y frita con salsa de cilantro, y Arepas Dignas, típicas venezolanas, pero personalizadas con masa de yuca. También vale mencionar la Costilla Bruce Lee, uno de los platos más característicos de este espacio donde se luce una salsa asiática, tanto como la generosa porción, otra de las cualidades de la cocina de este negocio; llega a la mesa en un plato antiguo, con una tapa que el garzón levanta frente al comensal, dejando ver la preparación mientras escapa el vapor de la carne cocinada, dando lugar a una verdadera puesta en escena.

La receta de la Costilla Bruce Lee es una de las que se mantiene en la carta a lo largo del año, tal como otras opciones estrella del restaurante, y es que su lista de preparaciones, donde se encuentran entradas, platos principales y postres, varía regularmente con la incorporación de nuevos sabores o con la necesidad de retirar alternativas que requieren ingredientes no disponibles por temporada o coyuntura, siempre en la línea de optar por materias primas frescas y de alto nivel.

Vale mencionar que la carta incluye un apartado especial para hamburguesas, preparaciones originales y con diferentes versiones entre las que se cuentan Vegeta Mantecosa (vegetariana), Queso queso queso y La Puta Ama, esta última, otra receta que figura entre ‘los más pedidos’ y donde la carne, empanizada y frita, llega envuelta en una masa crocante que no tuvo contacto con el aceite.

LA INTENCIÓN ES SORPRENDER

Cuando se cruza el umbral en cualquiera de los dos espacios de Bar La Providencia, lo primero que se aprecia es la barra de local. Luce con añosas lámparas y en una de ellas se aprecia una cubeta de bronce, obsequio de uno de los proveedores de piezas antiguas con los que cuentan para el trabajo hecho en la presentación de platos y tragos. Siguiendo con el gusto por las piezas históricas, para el área de coctelería también se ha destinado un conjunto de cubiertos del desaparecido Hotel Carrera adquiridos en un remate. Es en este escenario donde la renovada carta de tragos del lugar se mueve en el marco de una coctelería de autor a cargo de José Nuñez. Macerados, infusiones y syrups propios son parte de los ingredientes de una propuesta de mixología siempre pensada para gozar y deleitar. “Nos encanta que exista variedad para que cualquiera pueda disfrutar de lo que le guste. Por ejemplo, tenemos coctelería tiki, clásicos reversionados y spritz con sello de La Providencia. Además, nos preocupamos mucho de la cristalería, de la decoración, de que si lleva algún garnish que sea interesante. Tratamos de incluir diseño en todo. También hemos dado bastante énfasis en el desarrollo de mocktails. En esta nueva barra se sigue la permanente intención de generar propuestas nuevas que sean lo suficientemente interesantes, entregar algo nuevo, porque muchos de nuestros clientes son habitué y siempre están preguntando qué hay de nuevo y eso es lo que quieren o nos piden, preparaciones especiales para ellos”, relata Paula Nazal, quien también destaca el trabajo que han hecho creando cristalería propia: “Tenemos algunos vasos que se hicieron con diseñadores de cerámica especialmente para Bar La Providencia. En la carta antigua teníamos Diógenes, por Diógenes Cerámicas, y ahora, con el mismo vaso tenemos Mal de Diógenes, especie de cóctel tiki hecho con pisco, syrup de café y falernum”.

En cuanto las condiciones sanitarias lo permitan, Bar La Providencia seguirá sorprendiendo, esta vez, con la apertura del Salón Rojo, un bar dentro de otro bar, área exclusiva creada al interior del segundo local de esta firma. La sucursal abrió sus puertas en 2020 y su desarrollo se gestó cuando en el espacio de Avenida Bilbao, donde la capacidad se estima en 40 personas, muchas veces, el público se acomodaba de pie en torno a la barra, siendo común que, además, se aglomerara en la entrada. En esas circunstancias, se hizo inevitable encontrar un segundo punto de atención, más amplio e, idealmente, con sector al aire libre. Lo encontraron en Avenida Isabel La Católica, donde habilitaron y destacaron una terraza de, aproximadamente, 100 m2, perfecta para adaptarse a las nuevas exigencias de atención en la industria gastronómica. Por ahora, de acuerdo con el aforo permitido según las condiciones de la etapa Preparación, el local puede recibir hasta 107 personas. Al interior, el Salón Rojo destaca como un lugar cerrado que, tal como asegura Paula Nazal, “cuando se inaugure, deslumbrará por su estética desarrollada absolutamente en color rojo, usando materialidades como terciopelo”. 

Su mobiliario redondo cubre toda la habitación y, al centro, tiene una barra pequeña. Como es un área delimitada con cortinas, el concepto es transportar a una atmósfera nocturna en cualquier momento del día. “Nuestra idea es que la gente pueda compartir en un lugar más íntimo donde, junto con los cócteles, se disfrute con algún picadillo. Probablemente, funcionará con reservas y tendrá disponibles cócteles diferentes a la barra principal. Tenemos muchas expectativas con ese espacio”, confiesa la diseñadora y socia de Bar La Providencia.

“Nos encanta que exista variedad para que cualquiera pueda disfrutar de lo que le guste. Por ejemplo, tenemos coctelería tiki, clásicos reversionados y spritz con sello de La Providencia”, explica Paula Nazal

 

A la espera de esa apertura y como forma de adaptarse a las condiciones de la pandemia, en el modelo de negocio de este restaurante y bar, existe, además, una exitosa propuesta de despacho a domicilio. Paula Nazal resalta: “Fuimos de los primeros en Chile en hacer coctelería para llevar. Como hasta aquí llegan para vivir una experiencia, no solamente a tomar un trago, eso nos hizo preguntarnos qué es lo que gente viene a buscar. Empezamos a enumerar todos los factores que creíamos que respondían la pregunta: un trago rico, bonito, bien presentado. Así fue como definimos, finalmente, la idea de preparar el cóctel como si se estuviera bebiendo en el bar, entonces, va con la cristalería, la decoración y un instructivo de cómo enfriarlo y decorarlo”.

Se seleccionaron las alternativas que podrían ser parte de la propuesta delivery bajo estos conceptos y el servicio se mantiene hasta hoy incluyendo despacho a domicilio también para la gastronomía. Funcionan con su propio sistema de reparto, aun cuando también operan con una plataforma masiva, adhiriendo a un modelo de negocio que continuarán operando, sobre todo, mientras se mantengan las cuarentenas. A la par, siguen trabajando en el nuevo local, pues, a corto plazo, la proyección es perfeccionar lo que ya tienen, adaptándose a exigencias y comportamientos del mercado, sin planes de seguir desarrollando aperturas para asegurar el sello de compromiso que hasta ahora les ha reportado éxito y que Paula Nazal resume así: “Nos gusta estar encima para mantener la calidad”.

Bar La Providencia

Francisco Bilbao 944, Providencia
Isabel La Católica 4208, Las Condes
Instagram: @barlaprovidencia
Facebook: @barlaprovidencia
Web: www.barlaprovidencia.cl

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